martes, 22 de junio de 2004

Applebaum: Gulag

Estoy leyendo Gulag. Historia de los campos de concentración soviéticos, de Anne Applebaum (Debate. Madrid, 2004): impresiona ver tanto sufrimiento en la historia de la humanidad, tanta degeneración, tanto sinsentido. Y junto a ello ejemplos de bondad heroica en condiciones extremas.
Mutatis mutandis (en este caso muchísimas cosas y muy de lejos, digamos que en una proporción de uno a mil), me recuerda algo a la mili: por ejemplo la práctica general del escaqueo, la falta de intimidad, el dominio del más fuerte y el gregarismo de la masa, los slogans estúpidos, los himnos idiotas, el aburrimiento infinito, la burocracia asfixiante. Se podría hacer una comparación de este libro con Ardor guerrero, de Antonio Muñoz Molina, y se vería que hay elementos comunes.
Ahora el gobierno quiere mandar más tropas a Afganistán y Haití: ojalá lo hagan, porque si no el ejército aquí en los cuarteles acabará más putrefacto de lo que estaba.

Aquí el lamentable Himno de artillería, que tuve que aprender todas las tardes de un mes (en negrita las frases más ridículas):
Artilleros, Artilleros,
marchemos siempre unidos
siempre unidos
de la Patria, de la Patria,
de la Patria su nombre engrandecer,
engrandecer.
Y al oír, y al oír,
y al oír del cañón el estampido,
el estampido
nos haga su sonido enardecer.

España que nos mira siempre amante
recuerda nuestra Historia Militar,
Militar
que su nombre siempre suena más radiante
a quien supo ponerla en un altar.

Su recuerdo nos conmueve con terneza,
dice Patria, dice Gloria, dice Amor,
y evocando su mágica grandeza,
morir sabremos por salvar su honor.

Tremolemos muy alto el Estandarte,
sus colores en la cumbre brillarán
y al pensar que con él está la muerte,
nuestras almas con más ansia latirán.

Como la madre que al niño le canta
la canción de cuna que le dormirá,
al arrullo de una oración santa
en la tumba nuestras flores crecerán.


Marcharemos unidos, marcharemos dichosos
seguros, contentos de nuestro valor
y cuando luchando a morir lleguemos
antes que rendidos, muertos con honor.

Y alegres cantando el Himno glorioso
de aquellos que ostentan noble cicatriz,
terminemos siempre nuestro canto honroso
con un viva Velarde y un viva Daoiz.

Artilleros, Artilleros,
marchemos siempre unidos
siempre unidos
de la Patria, de la Patria,
de la Patria su nombre engrandecer,
engrandecer.

Y al oír, y al oír,
y al oír del cañón el estampido,
el estampido
nos haga su sonido enardecer.

Orgullosos al pensar en las hazañas
realizadas con honor por nuestra grey,
gritemos con el alma un viva España
y sienta el corazón un ¡viva el Rey!

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