El otro día me acordé de la escuela al ver un carrito de comida, o más en concreto las ruedas, porque con una rueda de ese tipo me pillé un dedo en uno de esos veranos eternos del pueblo castellano: usábamos el carrito para hacer carreras por el comedor de la escuela, de la que éramos reyes y señores en vacaciones.
En un lado habían puesto unos murales grandes que pintó un peruano afincado en Burgos, Espinoza, con el pelo revuelto y muy mal humor, todo muy colorido: creo que representaba una cara llena de pelos tipo precolombino pasado por las vanguardias. El carrito tenía tres pisos y nos metíamos tres y otro tiraba, de lo que deduzco que éramos muy pequeños, porque si no no habríamos cabido.
Otra posibilidad era jugar por la noche al escondite: teníamos toda la escuela para escondernos y el que se la quedaba estaba en el comedor, que era la única sala con luz. Luego estaba la habitación llena de colchones que dejaban unos que hacían un campo de trabajo en la Colegiata, con los que –paradojas de la vida- luego tuve mucho que ver: por entonces nos dedicábamos simplemente a saltar de una pila de colchones a otra.
Hubo una época en la que había un taller de alfarería: hacíamos cacharros con el torno, o más bien lo intentábamos.
Ahora me acabo de acordar de la mesa de ping-pong que había en los soportales, lo cual me trae el recuerdo de cuando estábamos en época de clase y bebíamos un vaso de leche en el recreo, supongo que para evitar la desnutrición: ponían un pote inmenso y con cazos llenaban los vasos de duralex (Feliciano el Imaginaria, en una frase memorable: duralex, sólo duran una vez, y los rompía); esto me recuerda a una señora que tenía una maceta hecha con un bote de queso de la ayuda americana. Para completar el escenario de la España franquista viene bien recordar aquí cuando mi profesora nos leyó el testamento de Franco y se echó a llorar.
Murales peruanos, en Berlín vi murales, soviéticos supongo. Mesas de ping-pong vi en Molinaseca el verano pasado. Cuando veo signos de este tipo miro la edad del supuesto autor o dueño, por la coherencia. En 2004 no leía tu blog, así que lo hago ahora. No lo tomes como una penitencia, vamos.
ResponderEliminarUn abrazo