Ha sido muy incómoda la lectura de Vida hogareña de Marilynne Robinson. Yo me esperaba algo en la línea de Gilead, realismo y hondura y sobre todo serenidad. Aquí me encontré un relato en el que los personajes siempre están incómodos: es lo contrario del título, o es que en realidad de lo que trata la novela es del desplazamiento, la falta de seguridad, de un hogar permanente, que es la vida humana. En ese sentido sería como una alegoría.
Mientras leía la novela, no pude no ver un comentario en la contraportada de Iris Murdoch, que alababa la novela por la perfección de sus frases. Quizá ahí estuviera el problema, que yo no la estaba leyendo en inglés, que era más importante el modo de decir que lo que decía. Luego vi que estaba en listas como una de las "mejores novelas escritas en inglés de todos los tiempos", según The Observer: otra vez se trataba de la calidad de la prosa, a ser posible leída en el original. Luego me enteré de que era la primera novela de la autora, no posterior a Gilead: todos mis marcos mentales eran erróneos.
Dicho todo esto, no me ha convencido como novela. He estado incómodo todo el tiempo, que quizá era lo que pretendía la autora: a mí no me gustan las casas que se desmoronan y en las que hace frío y hay grietas. Esta novela sucede en un pueblo así, con casas así y una familia desmoronada. El título inglés, Housekeeping ("limpieza y arreglo del hogar") es adecuado, frente a la traducción española, Vida hogareña, que me despista: toda la novela va de cómo mantener unos vínculos muy débiles en un mundo que se desmorona. No hay "vida hogareña" por ninguna parte.
Todo esto quizá le sirva a alguien para afrontar la lectura de esta novela desde los parámetros adecuados: en inglés a ser posible, fijándose en la expresión más que en la narración, dispuesto el lector a una incomodidad que le recuerde la situación provisional del ser humano en el mundo.

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