lunes, 10 de noviembre de 2025

Todo el mundo hablando

Como no salgo casi de Santiago, las salidas que hago se me convierten en expediciones etnográficas. Me sorprendió en estos dos viajes a Madrid de octubre el observar lo mucho que hablaba la gente por teléfono por la calle: largas parrafadas, ratos enteros. ¿Qué tendrán que decirse en tanto tiempo? es lo que me pregunto yo siempre. ¿No se lo pueden decir en otro momento, en vez de andando por la calle, con lo incómodo que es?

Me encontré esto en una parada de autobús junto a la Facultad de Filología de la Complutense: "No hace falta estar mal para estar mejor". También me dejó un poco fuera de juego eso de "mayores de 10 años". ¿Así que hay gente dispuesta a terapia online, que me imagino que son como una especie de Teléfono de la Esperanza de pago? Yo también tengo necesidad de contar mis cosas a quien me las puede oír, pero ¿tanto como para pagar una consulta telefónica? 

Y luego me acordé de esta pintada de mi Facultad, que juega con tópicos del victimismo feminista:

"Tenemos mucho que decir para estar tan calladas"

Ya se ve que todos necesitamos hablar, contar, decir, explicarnos, explayarnos. La prudencia es saber cuándo hablar y cuándo callar y con quién hablar y con quién callar. Que hable la gente todo lo que quiera. Que podamos contarnos todo por extenso, que no haya nadie que se sienta solo, como en esta noticia que vi ayer, de una mujer que se quejaba: el teléfono nunca suena.

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