Me parece muy mala novela La clase de griego de Han Kang, que he leído hasta el final para poder hacer un juicio fundamentado y por pundonor, porque un libro de una Nobel que se titula así, La clase de griego, me pareció como que tendría que leerlo. Tuve continuas tentaciones de dejarla; se me hizo eterno el libro, y eso que no es largo, 176 páginas con tipografía generosa: en 80 cabría en una edición normal.
Os destrozo el argumento: una mujer que se ha quedado muda por problemas psicológicos va a clases de griego impartidas por un profesor que se está quedando ciego. Como es difícil crear diálogos entre una muda y un ciego, la autora va contando cosas de la vida de cada uno de ellos, creando un cierto trasfondo que no explica nada realmente decisivo. Todo va salpimentado de reflexiones que no sé si pretenden ser hondas o quizá poéticas, empezando en el primer capítulo con un comentario de una cita de Borges: ahí fue la primera vez que pensé en dejar el libro, porque la explicación, como mínimo, es banal. De hecho, justo ahí comienza a plantearse una dicotomía peligrosa explotada a lo largo de toda la obra: la oposición entre la verdad de la filosofía, que a la autora parece resultarle excesiva, y "la literatura", que acaba venciendo: qué entiende la autora por "literatura" es quizá lo que vamos encontrando en este libro: "suspirillos coreanos", podría decir yo. Y lo digo con mala idea, pero también con propósito descriptivo.
Lo del griego merece un párrafo propio: todo lo que tiene que ver con ello es como mínimo pretencioso, que si es una lengua milenaria, que si su gramática era complejísima, con matices a los que ya no llegamos ahora: todo tontadas dichas como al desgaire. A lo largo de la novela hay frases puestas en griego que son o muy complejas o mal comprendidas y explicadas o están mal escritas. Luego hace también malabarismos con los signos y los significados del coreano. Lo del griego se le debió de ocurrir para hacer jueguecitos de prestidigitación, sobre todo a costa del pobre Platón (o de la pobre y errónea idea que la autora tiene de Platón) y manosear con afirmaciones grandilocuentes en torno a las ideas eternas y la transitoriedad de la vida, muy complicado todo para un relato que en realidad parece escrito por un adolescente ciclotímico y sin la más mínima gota de inspiración literaria (todo esto, en mi humilde opinión).
Ahora mi pregunta es a los críticos que han puesto bien esta novela. ¿Qué le han visto? Me da la impresión, leyendo por aquí y por allá, que sobre todo a esta autora se la ha premiado por La vegetariana, novela extrema, parece ser, y obscena, en todos los sentidos. Un argumento fuerte con pretensiones y una vagarosidad en el tono, por obra de una persona que resulta que es coreana y mujer, y te acaba saliendo un Nobel del grupo de los que podríamos llamar "premios Nobel malos". Los hay buenos, como Fosse: y nos llevamos un alegrón por la sorpresa, pero no pasa siempre.
He de decir que he estado a punto de dejar de leer la reseña varias veces. De lo que dice, no me entero mucho. Pero del libro sí que he podido enterarme. Quizás es porque en mí hay un adolescente no se qué que qué se yo. Me alegro de que se reconozca el valor a los suspiros coreanos y nos dejemos un poco de vendavales europeos con raíces muy clasiscas. Puede que esta autora no pretendiera dar lecciones a nadie más allá de una historia que no pretende hablar con sus palabras.
ResponderEliminarEstimado anónimo, gracias por haber leído mi reseña hasta el final: me da la vida que gente de sensibilidad coreana, con unos parámetros en las antípodas de los míos, lea mi texto, que pretendía decir algo, no como su autora, que, como usted dice, "no pretend[e] dar lecciones a nadie más allá de una historia que no pretende hablar con sus palabras" (esta frase no la entiendo, pero no importa, que qué es eso de querer decir algo).
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