Me costó un poco entrar, los dos primeros capítulos, con tanto Nicodemo (nos reímos cuando su mujer lo llama Nico) y tanto romano y todo eso de los trapicheos de pescadores y los romanos queriendo poner una inspección de hacienda. Para mi gusto, en lo que más inventan, menos me gusta. Seguramente sea porque no es como otras series: en esta quiero deleitarme en escenas que ya conozco de mil modos y muchas lecturas, reconociendo al Señor ahí y comprendiendo de modo verdadero (ya sé que estoy poniendo el listón muy arriba) lo que pasó.
Es una serie de mucho mérito, hecha con no tantos medios.
Un amigo me dice que la segunda temporada es mucho mejor. Yo he disfrutado mucho viendo en esta a Jesús como alguien cercano, sin envaramientos, sin solemnidades excesivas, aunque con un aire de quien era Quien Él era, que creo que se logra transmitir. Se le trata con una cercanía y una reverencia a la vez que son difíciles y creo que logran equilibrar.
Yo he visto las tres temporadas. En mi casa , mi mujer y una de mis hijas estaban como locas viéndola y yo me resistía. Al final, me he rendido a su encanto. Me encanta ver al Señor sonriendo y abrazando a los que cura, y su ironía, en la línea del libro Gracia de Cristo de Enrique García Maíquez ( el comentario a las bodas de Caná me parece fabuloso) Me gusta mucho la interpretación que hacen del Señor,a san Pedro hecho un chulo musculitos, san Mateo que es un cuadriculado. Hay escenas memorables, la curación del paralítico de la piscina probática, la de la hemorroísa. A mi modo de ver presenta los hechos tal y como pudieron haber sucedido, añadiendo detalles que los evangelios omiten. Muestra a un Cristo muy divino y muy humano, perfectus Deo,perfectus homo. Me ayuda mucho a hacer eso que san Josemaría recomendaba: meterse en la escena como un personaje más.
ResponderEliminarMe gustó mucho la serie, y la reseñé por todo lo alto, muy en la línea de lo que comentáis ambos. Cuando empecé a verla pensé que hacía innecesario mi libro, que ya llevaba varios años escribiendo lentamente. No me hubiese importado. Pero luego me di cuenta de algo que deja caer Ángel y el amable comentarista anónimo: «Los elegidos» es una obra de ficción, y se permite inventar buena parte de las circunstancias, acciones y diálogos. En mi ensayo me ciño a la glosa del texto evangélico o lo intento siempre. Un poquito me limita, pero me sirve para mostrar más claramente la gracia que sí que tenía el Señor en los Evangelios.
ResponderEliminarGracias por lo de amable y perdón por tildar mal el segundo apellido. La sobremesa es mal momento para hacer comentarios en un blog, en mi descargo alegaré, que últimamente, por circunstancias que no vienen al caso, mis dedos parecen de trapo y escribo fatal con un teclado. Incluso comenté como anónimo cosa que detesto. Suelo asomar de vez en cuando por estos lares a cara descubierta, como Vicente, que es mi nombre.
EliminarNo había dado cuenta de la tilde. No tiene importancia.
EliminarYo estoy de acuerdo con los dos en todo y en concreto en lo que dice Vicente de la sintonía entre la serie y el libro de Enrique; las dos me han ayudado mucho a ver al Señor con más cercanía y menos envarado: grandes alegrías ambas.
EliminarYo la sigo con mucha ganas y eso que, por mi profesión, no puedo dejar de ver los defectos gordísimos que tiene. A pesar de todas sus faltas, siempre termino llorando. Es imposible no verse reflejado en muchas escenas y personajes. Me han tocado especialmente la mujer de Pedro en la temporada 3 y Natanael bajo la higuera (Jn 1,48), en la dos.
ResponderEliminarMe gustaría leer tus comentarios de cada capítulo.
Sí, tiene defectos claros y de todos modos funciona. Yo me he emocionado en varios momentos. Los milagros que rueda siempre tienen algo de grandioso: la curación del paralítico, por ejemplo. A ver si a partir de la segunda temporada voy dejando comentarios por aquí.
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