martes, 22 de febrero de 2022

Epitafio de una muchacha de Alejandría

Estuve mirando el primer volumen de las inscripciones de Alejandría*, para la asignatura que estoy dando. Por cierto que ahí está la edición de la piedra de Rosetta. Pero yo me fijé en un epitafio, el n. 71, de Talus, una muchacha, que me conmueve, con ese griego además que está ya cambiando (pone imí en vez de eimí) pero además con ecos hondos:
ἐγώ ἰμι Ταλοῦς, χαῖρε,               Yo soy Talus, te saludo,
ἡ καταποντισθεῖσα                     la que se hundió en el mar
καὶ ἀνακομισθεῖσα                     y fue sacada y traída
ὑπὸ τῶν γονέων                          por sus padres
                εἰς τὴν ἰδίαν.                                       a su casa.

El katapontismós, el caer al mar (podía ser un castigo: ser tirado al mar) es hasta un tema de la mitología: lo hace Ino con su hijo Melicertes. Lo de ser llevada a casa a alguno quizá le recuerde una expresión parecida, cuando va a a morir Cristo y le confía a la Virgen a san Juan, y este se la lleva a su casa, εἰς τὰ ἴδια (19.27). También en el prólogo del mismo evangelio de san Juan se dice (1.11) que el Verbo vino a su casa (εἰς τὰ ἴδια) y no le recibieron. A la pobre Talus, que significa, parece, en egipcio, muchacha, la llevaron a casa, pero muerta.

*Alan K. Bowman et al., Corpus of Ptolemaic inscriptions. Volume 1, Alexandria and the Delta (Nos. 1-206). Part I: Greek, bilingual, and trilingual inscriptions from Egypt. Oxford: OUP, 2021.

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