Ya solamente ver los campos segados era una delicia, o me lo parecía a mí. Ni me importaban los molinos de viento cibernéticos por todas las cimas. Hacía un sol casi de justicia cuando nos acercamos de vuelta a Miñón, un pueblecito con cuatro casas y una iglesia que tenía esta portada:
Estaba como empotrada por un lado en un contrafuerte posterior. Era un programa iconográfico «potente», como dicen los de Arquitectura:
La arquivolta exterior era como salientes triangulares, luego venían unas figuras que tocaban instrumentos, con contorsionistas y toda la pesca, luego la línea en zigzag y al final unos medallones de figuras que se están contorsionando, las más impresionantes:
Las figuras de la arquivolta exterior eran como cómicas, con cabezas grandes:
Había una tira de plantas muy fina:
Aquí el contorsionista:
En esta web hay un montón de fotos, con muchos detalles.
Qué preciosidad de diseños. Al ver todas estas esculturas románicas en portadas, capiteles y demás, siempre me preguntó cómo las verían y juzgarían los locales: si contentos porque su iglesia es "la más vanguardista" o si con el desdén con que miramos ahora los adefesios que suelen colocar en las rotondas, que "seguro que se lo han adjudicado a un primo del alcalde"... probablemente la forma en que juzgamos el mundo ahora sea diferente también, y no tenga mucho sentido mi reflexión. Pero me hace gracia imaginarme a los "antiguos" a lo "moderno", como la Helena de Waugh.
ResponderEliminarSí, sería interesante saber qué les parecía todo. Seguramente se lo explicaría el autor, pero a ver si estaban de acuerdo o no les quedaba otra que aguantarse.
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