lunes, 6 de julio de 2020

Paseos por Santiago

Hace diez días vinieron mi madre y dos de mis hermanas. Se quedaron en un apartamento y nos tomamos esos días con tranquilidad, dando paseos explorando parques, en este mundo nuevo de la pandemia. Tampoco es que vinieran a "ver cosas": era un reencuentro, para estar juntos, hablar y, de regalo, ver a mi madre hacer patatas a la importancia uno de los días.

Estuvimos por el parque de Vistalegre, con sus extravagantes edificios. La pared de cajas de cedés se está empezando a alabear:


Y enfrente, la estética de los Picapiedra:

Luego seguimos por la finca do Espiño





Acabamos por el Carmen de Abaixo. El último día paseamos por las brañas del Sar hasta la Colegiata, por el sitio donde encontraron la imagen de la Virgen en el cauce hace poco.

También fuimos a Ponte Maceira, a un cuarto de hora de Santiago, un puente sobre el Tambre, un pueblecito de casas de piedra, con árboles gigantescos de fondo y el río con molinos a un lado. El sol estaba en todo su esplendor y no hacía mucho calor, como debe ser.

¿El parchís? Ganaron dos partidas y la última la ganamos nosotros. La segunda fue tremenda: perdimos en una jugada increíble de mis hermanas, que metieron las dos últimas fichas de una vez.

2 comentarios:

  1. Las crónicas del parchís siempre me sugieren tu personal búsqueda del tiempo perdido, a lo Proust...

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  2. Envidiable. Seguramente inolvidable por muchos motivos. Nos alegramos un montón, Ángel.

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