A donde íbamos era a visitar Roa, pueblo repleto de historia: ahí murió Cisneros, nada menos. Llegamos a la Colegiata y qué amplia era. A mí me gusta mucho ahora ver esas bóvedas de nervios, porque en Galicia no hay:
En la cabecera había un Cristo muy impresionante:
Y en una columna que daba al altar mayor estaba esta imagen, que quizá sea la madre de santo Domingo de Guzmán (Guzmán es un pueblo que está cerca) o quizá no:
Una foto desde la reja de esta tabla hispano-flamenca:
He encontrado una foto frontal, algo mejor:
La cabecera por fuera eran escudos sujetados por hombres salvajes, como los del colegio de san Gregorio de Valladolid:
Lo que más nos llamó la atención al llegar fue el edificio de la Denominación de Origen Ribera de Duero, que yo ya había visto en alguna revista de arquitectura. Es una torre poligonal con agujeros como el gruyère y con problemas de humedades en los bordes superiores:
Ya de vuelta, pasamos por La Horra, donde tenemos unos primos, pero no paramos porque no está bien presentarse en una casa un domingo a la hora de comer sin avisar. Pero vimos la iglesia abierta y nos metimos: cuatro iglesias y las cuatro abiertas, no dábamos crédito.
Le hice una foto a esto, que dejando aparte simbologías y pretensiones, al final es una lista de muertos en una guerra y que me parece que no va a durar mucho, si hoy no hay un milagro:
La iglesia, como casi todo lo que vimos, era del XVIII, que no es el mejor siglo para el arte en España, pero se ve que por esta zona sí que había pasta:
En la cabecera había un Cristo muy impresionante:
Y en una columna que daba al altar mayor estaba esta imagen, que quizá sea la madre de santo Domingo de Guzmán (Guzmán es un pueblo que está cerca) o quizá no:
Una foto desde la reja de esta tabla hispano-flamenca:
He encontrado una foto frontal, algo mejor:
La cabecera por fuera eran escudos sujetados por hombres salvajes, como los del colegio de san Gregorio de Valladolid:
Lo que más nos llamó la atención al llegar fue el edificio de la Denominación de Origen Ribera de Duero, que yo ya había visto en alguna revista de arquitectura. Es una torre poligonal con agujeros como el gruyère y con problemas de humedades en los bordes superiores:
Ya de vuelta, pasamos por La Horra, donde tenemos unos primos, pero no paramos porque no está bien presentarse en una casa un domingo a la hora de comer sin avisar. Pero vimos la iglesia abierta y nos metimos: cuatro iglesias y las cuatro abiertas, no dábamos crédito.
Le hice una foto a esto, que dejando aparte simbologías y pretensiones, al final es una lista de muertos en una guerra y que me parece que no va a durar mucho, si hoy no hay un milagro:
La iglesia, como casi todo lo que vimos, era del XVIII, que no es el mejor siglo para el arte en España, pero se ve que por esta zona sí que había pasta:
Pensé que igual era cosa dela perspectiva de la foto, pero no: esa portada de la iglesia de La Horra es desproporcionadamente grande, ¿no? Como si fuesen a construir un templo mucho mayor...
ResponderEliminarSí, era una portada muy rara, como si fuesen a construir encima.
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