martes, 24 de abril de 2018

Del socinianismo, huir

La corriente de opinión a que me estoy refiriendo, cuando asume una base doctrinal precisa, veremos que se centra en el socinianismo o el filantropismo deísta, con un nombre u otro según admita o rechace la autoridad de la Escritura. Y se descubrirá que el espíritu de este sistema ha contagiado a un número enorme de personas que no han caído en la cuenta del origen y de la tendencia de su modo de pensar. Los dogmas esenciales del socinianismo vienen a ser los siguientes: la norma de la acción divina es la benevolencia y nada más que la benevolencia; el mal es sólo terapéutico y transitorio; el pecado es de naturaleza venial; basta el arrepentimiento para repararlo; el sentido moral en su substancia no es otra cosa que un instinto de benevolencia; las posiciones doctrinales no influyen sobre nuestra orientación o nuestro carácter, ni merecen una atención seria. Sentimientos de este tipo constituyen, claro está, el principio que anima el falso optimismo, la infundada esperanza y la confusa tendencia filantrópica que ya he atribuido al hombre mundano (157-158).

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