martes, 14 de noviembre de 2017

Oxford 14 - La Catedral de Christ Church - Thomas Gaisford y Peter Elmsley

Ya hablé de que estuve en la majestuosa Catedral de Christ Church, oyendo cantar vísperas al coro. Era un centro de peregrinación de santa Frideswide, ya dije. Es muy bonita:


La cabecera está bastante «recreada», la verdad. Pero bien, queda bonito:


Yo no hice más que llevarme alegrías de reconocimiento. Por ejemplo, nada más entrar, me encontré una lápida dedicada a Thomas Gaisford, un clasicista excelente y que todavía se cita por su edición, no reemplazada todavía, del Etymologicum Magnum, el mejor diccionario bizantino.

Ahí se dice que fue Profesor Regius (lo más que se podía ser) de Griego, que desde niño se había entregado sobre todo a las letras griegas, que las promovió indefessus (sin fatigarse; ay) durante cincuenta años. Añade que de su saber dan muestra tanto su obra como el índice de impacto (eruditorum omnium domi forisque consensus). De su laboriosidad da muestra que siguió en el tajo hasta que con una enfermedad repentina en tres días se murió. Añade que era un vir antiqua fide: no creo que fuera católico, pero me hago la ilusión absurda de que sí. Sencillo de costumbres, de ánimo sincero, deseoso más de verdadera estimación que de honores. Con los hombres se comportaba con gravedad y modestia; con Dios inmortal humildísimamente (humillime). Qué gran tipo Gaisford.

Lápida de Elmsley, un erudito griego, de esos que aparecen en las notas:

«Quale acumen Graecae linguae admoverit testantur opera mortuo diu superfutura». Es decir: El grado de agudeza en la lengua griega que le movía se testimonia en sus obras, que sobrevivirán a su muerte mucho tiempo.
Esta placa es más fría, valga la sinestesia, pero al final resulta que la puso un amigo suyo, de los que estuvieron con él de pequeños en Westminster y que también estuvo allí con él. Se trata de C. W. W. W.

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