Ya decía antesdeayer que llegó un momento en la Kunstkammer en que me empecé a hartarme de tanta copa y tanta joya tremenda, coleccionadas con el espíritu del tío Gilito. Yo entiendo el arte al servicio de lo bueno, no como inversión de banqueros. El que quiera tener lingotes en una caja fuerte puede querer también que estén reelaborados, porque valdrán más así, pero el arte es otra cosa.
Tema aparte es la afición que tenían por los huevos de avestruz (mirad este, con coral y todo), los cuernos, los cocos, todos reforzados con estructuras de oro y diamantes. Por ejemplo, mirad esto con dientes de tiburón, O este cuerno de rinoceronte. Lo más alucinante de todo es lo que hacían con el bezoar, un cálculo encontrado en animales con supuestas propiedades curativas prodigiosas (mirad este por ejemplo),
Esto es una copa de oro, esmalte y diamantes que recubre un ¡cuerno de narval! (pensaban que era de unicornio y costaba una fortuna) [mirad las fotos del Museo]
Y os podéis imaginar que cosas de marfil tenían allí a patadas. Estas piezas me llamaron la atención por las formas [buenas fotos aquí]:
Decoración con monitos:
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