Foi est missacantano al bispo acusadoEl obispo le hace llamar con muy malas palabras: «Disso: "Dicit al fijo de la mal putaña / que venga ante mí (....)"» (222c-d). Y la Virgen se pone de abogada y le canta las cuarenta: «Díxoli bravamientre: "Don obispo lozano (...)» y acaba con una profecía amenazante: si no le deja decir Misa al pobre cura, en menos de un mes estará muerto. Y lo redondea con una maldición:
que era idiota mal clérigo provado;
el «Salve Sancta Parens» solo tenié usado,
non sabié otra missa el torpe embargado.
«desend verás qué vale la saña de María» (231).Ya sabemos que la Virgen no tiene saña ni hace amenazas, pero me gusta cómo lo dice Berceo.
En la Guerra Civil, cuando estaba escondido en Madrid, sin libros ni ornamentos, san Josemaría decia de memoria la Misa de santa María, sólo esa.
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Otro ejemplo, el del niño judío al que su padre mete en un horno («fornaz») por haber ido a Misa con los niños cristianos. Resulta que allí dentro está acurrucado tan pancho (366):
Yazié en paz el niño en media la fornaz,(¿Y lo chulo que es ver el texto todavía oliendo a latín («en media la fornaz»), con eso de que tenía menos miedo del fuego que de un muchacho, un rapaz?)
en brazos de su madre non yazrié más en paz;
non preciava el fuego más que a un rapaz,
ca.l fazié la Gloriosa compañía e solaz.
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