jueves, 25 de febrero de 2016

Contra los maximalistas incorruptibles ejemplaridadistas públicos

Nicolae Steinhardt, El diario de la felicidad, 364-5
Cuando una entelequia cualquiera (por muy buena que sea) se vuelve absoluta y adquiere carácter de monopolio, la demencia se avecina.
Los políticos del tipo de Calvino, Robespierre y Hitler, que no conocen ninguna otra satisfacción y preocupación que la de poner en práctica por la vía política su idea única, llegan fácilmente a la locura.
En un mundo que ha roto con Dios, ningún absoluto puede reivindicar la exclusividad.
Jan Kott: Hamlet está loco porque, cuando la política elimina todos los demás sentimientos, ella misma se transforma en una locura inmensa.
Se puede llegar incluso a sostener que las debilidades, las obsesiones y hasta los vicios de los dirigentes políticos llegan a ser el fundamento de una contención y de un apaciguamiento, una fuente de libertad. Un corrupto como Barras, el del Directorio, será más tolerante y hará menos mal que el incorruptible Robespierre. Por suerte para nosotros, dice un personaje de Balzac, las hermanas de Napoleón eran unas putas; si no, ¿qué habría sido de nosotros?

2 comentarios:

  1. Las tres primeras frases de ese párrafo suenan mucho a Cioran. ¿No son citas de él a las que les faltan las comillas?

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    1. Pues no sé, porque no conozco a Cioran, pero sería muy probable, porque leía a Cioran (lo menciona varias veces en el libro) a pesar de las prohibiciones del régimen.

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