martes, 5 de enero de 2016

Casi dos días en Lisboa 15 (MNAA 1)

En el Museo Nacional de Arte Antiguo había unas salas cerradas, así que hice el recorrido al revés, empezando por una pequeña exposición en torno a un cuadro, guardado en un castillo alemán, sobre la entrada solemne de Felipe III de España (y II de Portugal) en Lisboa.



Me interesaron muchísimo las explicaciones y el material para situar el cuadro, sobre todo los dibujos que había  de las puertas triunfales -arquitectura efímera- que fueron montando a lo largo del recorrido de la comitiva por la ciudad.
Ahí es cuando caí en la cuenta de que el templete de la catedral de Santiago es eso, un arco de triunfo, pero sin entrada. Luego, otro día que lo estuve mirando despacio, lo comprobé: es un portal que guarda los restos del Apóstol, con el propio apóstol saliendo por arriba a caballo (y cargándose de paso a varios moros). La gracia es que aquí los reyes no pasan por el arco (del triunfo): están arrodillados (qué tiempos aquellos) ante el patrón de España.
A la mayor parte de la gente le disgusta, a mí me gusta, con esos ángeles que lo sostienen a duras penas y las virtudes cardinales en cada esquina. Y hasta Lisboa tuve que irme para ver de dónde salía la idea:





Y ya me ha quedado una entrada suficientemente confusa, pero todavía la puedo complicar más, porque vi otro cuadro de impresionista -bueno, Courbet, con una escena de nieve y me llevé una alegría al ver lo bien que me había venido otra vez leer esa entrada de Adviento:

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