martes, 21 de abril de 2015

Transparencia, esotericismo y secreto

Solo el verdadero filósofo es capaz de una reserva con sentido, es decir, de una responsable comunicación del saber sintonizada con el receptor. La posición contraria, a saber, la de llevar el propio saber al mercado como un tratante que encarece a voces la mercancía tratando de vender lo más posible, sin tener en cuenta las necesidades y el grado de cultura de los oyentes, es, para Platón, la actitud propia de los sofistas. El sofista es por esencia antiesotérico (32).
He leído con grandísimo provecho Leer a Platón, de Thomas A. Szlezák (Alianza, 1997). Su objetivo es hacer ver que Platón quiere transmitir algo y que la forma de sus obras, los diálogos, no busca dejar a los demás en la perplejidad (aporía), sino que es un proceso gradual de acercamiento al centro de su doctrina, que no está al alcance de todos, porque no todos tienen la capacidad intelectual de entenderla (¡ala lo que ha dicho!).
Szlezák está además absolutamente en contra de planteamientos del tipo «todo se resuelve con el diálogo» y memeces así (habla de los «ingenuos ditirambos dedicados a 'lo dialógico' y 'al proceso vivo de la discusión'» 39). Es decir, que el diálogo entre besugos es un diálogo de besugos y su resultado es besugueces (este ejemplo se me ha ocurrido a mí).

Ha sido refrescante, no sabéis cuánto, leerlo.

En el párrafo de arriba dice que la transparencia (ese concepto) la defienden los sofistas. En la época moderna y posmoderna parece que no hay limitaciones a la comunicación filósofica; por ello cuesta valorar bien el hecho de que Platón no esté dispuesto a dejar su doctrina a la vista del primero que pasa. De ahí su planteamiento esotérico (eso- = 'dentro' - pero exo- = fuera cf. 'exótico'), que no es lo mismo que 'secreto' (no me os revolváis todavía, que os estoy viendo): para ir por donde nos lleva, hay que seguirle al ritmo que él nos pone, porque el diálogo está férreamente regido por la mente prodigiosa de Platón. Pero posiblemente no lleguemos al núcleo doctrinal de Platón, porque somos incapaces de entenderlo, pero sí que podemos seguirle hasta donde tengamos fuerzas:
Contrariamente a las opiniones modernas que acentúan exclusivamente el proceso de la conducción del diálogo como tal, a Platón le interesaba en primer término la representación del acuerdo (homología) conseguido en el diálogo. La presencia del personaje superior del dialéctico que conoce «la verdad» sobre su objeto proporciona su peso a la homología conseguida en común. Aunque falte la última fundamentación, aquello a lo que se llega a acuerdo bajo la dirección de Sócrates, del «huésped de Elea» o del «ateniense», no es el vacío parloteo de la gente que, sin responsabilidad alguna ante la verdad, dice hoy lo que mañana niega. Lo que Platón quiere configurar es la homología responsable. El resultado que el dialéctico alcanza con sus interlocutores es el resultado sobre el que deberían ponerse de acuerdo personas razonables (152). 
Y por eso el esotericismo, frente al secreto:
La actitud de secreto sistemático quiere preservar un saber privilegiado del que el grupo está en posesión como medio de conservación de su poder: el saber mantenido en secreto es. pues, de esta manera un medio para un fin. El esoterismo es un dictado de la razón. (...) quien contraviene la reserva esotérica no se expone a ninguna clase de sanciones; no perjudica con su acto a la comunidad a la que pertenece sino a la cosa de que se trata: la riqueza en hipótesis del pensamiento de los principios no puede desarrollar su positiva operatividad si es falsamente recibida por falta de preparación apropiada (161).
Szlezák parece estar en la onda de la «teoría de las doctrinas no escritas», pero todo es más complejo de lo que parece de primeras. Mucho que pensar en todo esto.

12 comentarios:

  1. No creo yo que el Quijote sea menos complejo y hondo que los textos (o las ideas) de Platón; en realidad, pienso que lo es más. Le cito: "Procurad también que, leyendo vuestra historia, el melancólico se mueva a risa, el risueño la acreciente, el simple no se enfade, el discreto se admire de la invención, el grave no la desprecie, ni el prudente deje de alabarla". O también: "es tan clara, que no hay cosa que dificultar en ella: los niños la manosean, los mozos la leen, los hombres la entienden y los viejos la celebran". Cervantes (o Shakespeare, por poner otro ejemplo) no excluye a nadie. Con estos ejemplos, y mil más que podría poner, no me parece a mí que hacerlo (excluir) sea necesario para salvaguardar la hondura o la complejidad de lo que se dice.

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    1. Ahí abres un melón que llevaría tiempo comentar: el propio Platón dedica un montón de tiempo a la diferencia entre la poesía (=literatura) y la filosofía y la diferencia de acceso. Lo cual es interesante porque los sofistas están entonces más cerca de la literatura.
      Yo te recomiendo que leas el libro de Szlezák, que se sigue muy bien y al que no le he hecho justicia con mi mal resumen.

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    2. Gracias por la recomendación. Sigo pensando, de todas maneras, que la exclusión no es ni garantía ni necesidad por lo que respecta a la complejidad y hondura de lo que se dice (o de lo que se piensa). Conozco yo textos filosóficos que no requieren de una especial, y especializada, formación al respecto para ser ampliamente leídos y disfrutados; sirvan de ejemplo el Discurso del Método o el Tractatus. Lo otro es comparable, a mi modo de ver, a lo de Góngora ("Demás que honra me ha causado hacerme escuro a los ignorantes, que ésa es la distinción de los hombres doctos: hablar de manera que a ellos les parezca griego; pues no se han de dar las piedras preciosas a animales de cerda") y lo de Cervantes, tanto en lo que ya cité como en tantas otras cosas (recuerdo una: "Llaneza, muchacho, no te encumbres, que toda afectación es mala"). Cada postura tiene sus razones; pero yo me quedo con la de Cervantes.

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    3. No, no. No es que Szlezák diga que Platón quiere ser oscuro para quitarse a la "chusma", sino que los diálogos están construidos de tal modo que se hace fácil lo asequible y lo difícil se indica para continuar su estudio en un ámbito más especializado. Ya digo, seguramente no he conseguido transmitir lo que quiere decir Szlezák, que no tiene nada que ver con elitismos ni oscuridades buscadas.

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    4. Pues me alegro, porque yo en los elitismos creo poco. Si, como ya he dicho, Cervantes o Shakespeare no excluyen a nadie, no veo yo mucha causa para que lo intenten quienes no valen ni de lejos lo que ellos.

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  2. Hipótesis de Riemann22 de abril de 2015, 16:15

    Hombre, no creo yo precisamente que haya una línea divisoria entre Cervantes, Shakespeare y Platón.
    Diría, y así se ha entendido históricamente, justo lo contrario: La línea está al otro lado de estos tres.
    Son clásicos.
    En cuanto a la llaneza y transparencia, por mucho que muchos disfruten tanto de Cervantes, Shakespeare y Platón, no diría yo que son precisamente transparentes o claros para el común de los mortales. Vamos, haga el favor de preguntar a sus congéneres cuántos han leído verdaderamente el Quijote y cuántos lo de las cincuenta sombras esas. El Quijote puede ser de todo, pero transparente...
    En mi caso, he entendido el -fabuloso, otra vez- post de otra manera. Y eso que la palabra esotericismo, por su parecido con lo esotérico, da efectivamente urticaria.
    Pero no creo en absoluto que Platón pretenda hacer aquello que se atribuye a Eugenio D'Ors: "¿Está claro? Pues oscurezcámoslo", sino más bien en que, en la dialéctica, importa tanto o más el proceso, la subida peldaño a peldaño, que la "receta" final en sí. De hecho, algo de esto dice en La República, en su Libro VII. (Y antes también, pero no recuerdo en qué Libro de la misma República)
    Hay algo de esfuerzo exigido al participante, algo de acción más allá de la propia escucha. Creo que de eso se trata. Y buscando un ejemplo, he dado con uno muy actual. El de la divulgación científica, que -y eso que me reconozco bastante usuario de la misma- ha hecho, creo, tanto bien como estragos. Hoy en día, cualquier analfabeto funcional puede ver un documental sobre física cuántica, explicado con llaneza y transparencia, con bolitas y fondos ondulantes, y salirse pensándose que ya se lo sabe. Conozco unos cuantos tipos de estos analfabetos ilustrados.
    De hecho, cuando estaba estudiando Ingeniería, uno de mis mejores amigos, que se había quedado estancado en BUP y COU, pero que era un lector voraz, me pidió un buen día que le aconsejara sobre un libro de Mecánica Cuántica. Él era de esa rama mixta de letras y ciencias (de ciencias sólo había prácticamente matemática financiera) Pues, la verdad, le dije, lo mejor es un buen libro de Mecánica Clásica, lo primero. Vamos, los de Física de toda la vida. Empieza por esos y luego ya veremos. ¿Es eso ser esotérico? ¿Elitista? Rotundamente no.

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    1. Sólo un par de precisiones. 1) El Quijote, como las propias palabras de Cervantes que he citado lo declaran, no tiene ninguna intención de ser oscuro o poco transparente; de hecho, constituyó desde su aparición un éxito popular, hasta el punto de que en los mismos días en que, recién publicada la 1ª parte, Cervantes tenía (injustamente) problemas con la justicia, hay constancia de que en unas fiestas populares celebradas por entonces se exhibieron un par de figuras que representaban a Don Quijote y Sancho. Una tan rápida popularización no hubiera sido posible si el libro mismo no resultase fácilmente accesible. Cosa distinta es que el paso de los siglos, al cambiar muchos usos de lenguaje y oscurecer muchas alusiones entonces claras, haya hecho ese primer contacto más difícil ahora; pero eso no es cosa del libro, sino del tiempo. Digo lo mismo con respecto a Shakespeare, que escribía para la representación (su primera edición regular es póstuma, el célebre First Folio de 1623), y por tanto para todo tipo de público, entre el que abundaban los analfabetos.

      2) Sobre la divulgación, se trata evidentemente de muy otro tema; pero no es lo mismo, a mi parecer, que empezar por los fundamentos, no es una respuesta apropiada a quien me pidiese referencia de un libro divulgativo sobre Matemáticas (por ejemplo, el de Kasner y Newman, que tanto gustaba a Borges), remitirle a un manual elemental de geometría o aritmética; son cosas diferentes, y un libro (a mi parecer muy recomendable) como la "Breve historia de casi todo" de Bill Bryson tiene su sitio y su sentido, aunque no pueda (ni pretenda) sustituir a una formación científica en regla.

      Lo de la intención de Platón de que se progrese peldaño a peldaño, en cambio, me parece muy atendible, y acaso lo que Szlezák dice vaya realmente en esa dirección.

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    2. Hipótesis de Riemann23 de abril de 2015, 10:19

      Las muy pertinentes precisiones de Anónimo me permiten aclarar un par de puntos oscuros de mi comentario anterior:
      1. Efectivamente, tanto Cervantes como Shakespeare eran -o lo parecían- muy claros y populares para el público de entonces (véase el Quijote de Avellaneda, publicado al calor del éxito del primer libro del Quijote) Sin embargo:
      a) Son literatura, no filosofía.
      b) Incluso siendo literatura, o por serla, tienen muchas más capas o niveles de comprensión que lo aparente. Estoy seguro de que el Quijote puede entenderse exclusivamente como un libro de relatos de aventuras... pero es bastante más que eso. Mucha gente puede quedarse en las aventuras per se, pero hay capas más ocultas - y acaso, más elevadas.
      c) Para el público de ahora, no son nada trasparentes. Las obras no han cambiado. Pero lo relativo a emisor-receptor, sí. Esto es un temazo, el de la claridad de una obra literaria frente a la posteridad. Resulta que el Quijote, para la inmensa mayoría de los lectores de la historia, pese a la intención primitiva de Cervantes... no es transparente, porque la situación cultural del receptor se mueve. Así que estamos ante una dificultad de interpretación que incluso está fuera del objetivo inicial del autor. Y esto en literatura. Lo cual muestra lo engañoso que le debía parecer a Platón el tema de la claridad, y más en un campo en el que:
      c1) No se trata de comunicar literariamente
      c2) No se trata ni siquiera de comunicar conocimiento (como resultado o receta)
      c3) Se trata más bien de co-trabajar, de pensar-con el lector, de ayudarle a caminar en la ascensión dialéctica.

      2. Sobre la divulgación. Evidentemente, en mi comentario me he explicado mal, al saltar del tema de la divulgación al ejemplo de mi amigo. Le agradezco su precisión, pues apunta directamente al error que he cometido. Porque yo pretendía fijar un contexto y lo he liado. Lo que he omitido fue que, precisamente, ese amigo ya había leído mucha divulgación científica sobre la física cuántica. Y se había "venido arriba". Y venía a pedirme un libro... de texto, (de hecho, me lo pedía con problemas y todo) Por eso le remití primero a los libros de Física de siempre. Porque esa divulgación, con su impostada claridad, lo había convertido en un diletante.

      Insisto en que nada de esto tiene que ver con el esoterismo, lo arcano o el gnosticismo.
      Simplemente, como alumno, agradecía muchísimo cuando un profesor avisaba antes de dar un tema: "Este tema es sencillo" / "Este tema es complicado y requiere atención" Es una labor loable clarificar lo difícil. Pero reducirlo a recetas, por muy claro que parezca, se puede parecer mucho al timo.

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  3. Como veo que os gusta hablar del Quijote, os sorprenderá saber que hay un profesor de latín de la UNED, de nombre Francisco Calero, que sostiene la hipótesis de que el verdadero autor del Quijote no fue Cervantes, sino Juan Luís Vives. Él está persuadido, va en serio. Incluso le acaban de publicar un libro monográfico sobre el tema:

    http://www.bac-editorial.com/ficha.nueva.2013.php?id=14901

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  4. Sigo con mucho interés vuestras aportaciones. A mí me parece que la cuestión de la distinción filosofía / literatura es importante (aunque Platón utiliza la literatura para su filosofía, o mejor, su filosofía es una nueva literatura) y que da mucha importancia a lo propedéutico: se ve especialmente bien al principio de El Banquete.
    Lo de Vives me deja perplejo.

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  5. Mis muchísimas ocupaciones de estos días, que están siendo de locura, me han impedido leer hasta ahora, y más aún responder, a las nuevas aportaciones. Tampoco me parece imprescindible; creo que las posturas respectivas ya han quedado claras. Si acaso, señalaría que lo de la multiplicidad de niveles de lectura en el Quijote es intención perfectamente deliberada y consciente por parte de Cervantes, que así lo declara explícitamente en varias ocasiones (y algún ejemplo he dado ya), y así fue percibiéndose con el tiempo (por falta de idem para buscar la cita, no pongo aquí la observación de Monmarte, un impresor que publica una edición del libro hacia mediados del XVII si recuerdo bien, y que habla en su prólogo de cómo Cervantes supo "guisar" un plato capaz de satisfacer a paladares muy distintos. Esa actitud, no excluyente sino inclusiva (aunque, como es natural, de cada uno de acuerdo con sus propias posibilidades) es la que me parece máximamente valiosa, y la que uno, desde su personal insignificancia, ciertamente defiende.

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  6. ¡Ah! Lo de Vives me parece uno de tantos delirios que suele despertar la lectura del Quijote, que como Trapiello señaló en su día parece tener la virtud de atraer a las cabezas más descacharradas.

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