miércoles, 27 de noviembre de 2013

Odisea 4

4.18 En el palacio de Menelao y Helena en Esparta, además del cantor divino (θεῖος ἀοιδὸς) hay κυβιστητῆρε: 'dos acróbatas' / 'payasos' (Pabón), los μολπῆς ἐξάρχοντες, los que dan la pauta del baile/¿canto?

4.64 Otra vez la identificación de bondad y la belleza. De Telémaco y Pisístrato, hijo de Néstor, dice Menelao: "los viles no darían tales hijos" (οὔ κε κακοὶ τοιούσδε τέκοιεν).

4.72-4 Las estancias de Menelao le parecen a Telémaco como las de Zeus: oro, electro, plata, marfil. 4.79-80 Menelao afirma que los dioses son inmortales, sus casas y sus bienes. 4.93 Pero entre tantas riquezas, ha perdido «el placer de reinar»: preferiría tener cerca a los que perecieron en Troya.

4.144 y 148 Helena y Menelao han reconocido a Telémaco antes de que se dé a conocer y por eso deslizó Menelao antes el nombre de Ulises ante él (4.107). Es un principio básico de educación en el mundo homérico no preguntar el nombre de quien llega hasta que se han cumplido todas las reglas de hospitalidad con él.

4.184 Cuando Telémaco se da a conocer, recuerdan a Ulises y el recuerdo hace que todos lloren. Reacciona Helena echando al vino un φάρμακον / νηπενθές (4.220-221): un fármaco (para Vicenzo de Benedetto sería opio, quizá) que quita el dolor.

4.278 Menelao recuerdan una de las escenas más incomprensibles desde el punto de vista de la coherencia narrativa y más bonitas al final de la Odisea: cuando Helena se dedicó a rodear el caballo de Troya imitando las voces de las mujeres de los guerreros metidos dentro. ¿Helena es culpable o no? No hay manera de decidirlo. Quizá porque es de origen divino y por el título de ese libro que les recuerdo a mis alumnos: Yo no tengo la culpa de haber nacido tan sexy.

4.313 "Anchas espaldas del mar": el mar como un gran animal, como una especie de hipopótamo, me imagino yo, al que solo le vemos el lomo.

4.333-340 El primer símil amplio de la Odisea es a la vez una profecía en boca de Menelao: Ulises matará a los pretendientes. Queda a nosotros decidir si tiene trazas de profeta o no: es uno de tantos elementos de anticipación de finales posibles.

4.385 El fascinante episodio de Proteo, el dios marino que cambia de forma (y de ahí el adjetivo 'proteico'). 4.445 Aguanta escondido Menelao entre las focas su olor con un trozo de ambrosía en la nariz. Y qué narices será la ambrosía al final [investigación en curso al respecto].

4.563 Menelao se entera por Proteo que -solo por razón de su matrimonio- no morirá, sino que irá a los Campos Elisios, que son un paraíso sin nieve, ni mucho invierno ni lluvia (suspiros de los que vivimos en Santiago): οὐ νιφετός, οὔτ' ἂρ χειμὼν πολὺς οὔτε ποτ' ὄμβρος 5.566.

4.601-8 Ítaca, tierra para cabras. Esparta, a su lado es Hollywood: mucho trébol, juncia, trigo, espeltas, cebada. Pero a pesar de todo, incluso sin poder tener en ella caballos, es más amada por Telémaco que Esparta: una de las grandes paradojas que recorre toda la Odisea.

4.805 Los dioses “de vida fácil” (θεοὶ ῥεῖα ζώοντες).

4.824 y 835 El vaporoso fantasma enviado por Atenea para calmar a Penélope: pero no le contesta lo que más le importa: sobre Ulises.

3 comentarios:

  1. No veo yo la paradoja. Una tierra no es sólo eso, sino los lazos que te ligan a ella, las vivencias experimentadas allí, etcétera, y que la convierten en TU tierra, en algo que tiene una relación íntima contigo que las demás, sea cual sea su belleza objetiva, no tienen. Sería, con perdón por lo exagerado, como extrañarse de que alguien quisiera más a su madre que a otra más guapa (o lista, o elegante). No son, a mi parecer, cosas comparables.

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  2. La paradoja está en querer lo no mejor en la medida en que la relación no es tan inmediata. Es algo a lo que yo le estoy dando vueltas: la idea del tremendo apego de Ulises y Telémaco a su tierra, tan pobrecilla, frente a una posible inmortalidad, ofrecida varias veces. En este caso a Telémaco se le ofrece la comparación con unos campos fértiles con caballos (el ideal paradisiaco de los indoeuropeos, por otro lado), frente a una isla donde ni caballos pueden tener de tan agreste.

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  3. El fenómeno del griego es la mezcla del pionero que además es el genio. Y ahí está todo -las aventuras, las tragedias, las pasiones, la poesía, la filosofía- en un estado de pureza tremendo.
    Y un privilegio -no menor- de haber leído la Ilíada, la Odisea, Antígona, etc., es tener acceso y diálogo con Simone Weil en La fuente griega, por ejemplo.
    O aquí mismo, con estas Notas de Clase.
    Un ala particular de fans de los griegos procede de físicos y ingenieros. Creo que una parte de "culpa" es porque, entre tanta formulación y teorema, nos sabemos entero el alfabeto griego: alfa, beta, delta, gamma... y eso hace ilusión.

    Hipótesis de Riemann

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