miércoles, 23 de octubre de 2013

El Ecce Homo de Gregorio Fernández

Creo que es mi imagen (esculpida) preferida, esta de Jesús a pocas horas de morir, de pie, dejado solo casi desnudo, con los brazos igual que en el Bautismo: inerme a lo que van a hacer con Él, abandonado al Padre.
Todavía más conmovedor es que esté encerrado en una urna de cristal en un Museo, bien que religioso. A fortiori, en un Centro de Arte Contemporáneo sería de ver la impresión que daría: un objeto de arte, valioso y separado en cristal, para discutir sobre cánones históricos y descontextualizaciones.

Pero basta estar allí delante un rato:



















Hacia arriba es donde mira:


8 comentarios:

  1. No hay palabras.
    Es una pena que una talla tan impresionante no sea objeto de culto, porque verdaderamente mueve los corazones.

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  2. Me gusta mucho, pero la postura es tan clásica, que no se, a la vez me incomoda

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  3. Sí, yo llevo tiempo dándole vueltas. Por eso me pareció importante hablar de que estaba en un Museo y de cómo sería vista en otro tipo de Museo sin relación con lo religioso.
    Lo fascinante es que es una escultura clásica y a la vez una imagen a la que contemplar en oración: no es un paradigma ni una figura canónica -ya sea alguien en general (p. ej. un discóbolo), o un héroe o un dios con nombre pero en calma-, es Jesús no solo en un momento histórico, sino ahora también, el retrato de alguien muy querido que está -al menos a ese nivel de presencia- en una presencia no visible.
    Se puede hacer una reflexión no religiosa, claro, pero la clave de esta imagen es más.

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  4. Mi reflexión no religiosa es que, como algunas -millones de- imágenes de San Sebastián, esta figura de Jesús es absolutamente gay.

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  5. ¡Madre mía, esa si que es una reflexión a la moda!

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  6. Jesús, me parece que hay un mundo de diferencia entre esta imagen y (algunas) imágenes de san Sebastián.
    El hecho es que es una imagen de un Jesús desnudo: es un problema hasta teológico, porque desnudo quedó, en la humillación más absoluta. El conseguir transmitir esa suprema humillación sin que el desnudo se entienda de otro modo es lo que creo que consigue aquí Gregorio Fernández.

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  7. El comentario de Jesús Miramón, efectivamente, se las trae. ¿No será todo, simplemente, un problema de ortografía? Quiero decir, ¿no habrá leído "Eze 'homo' " donde en realidad dice "Ecce homo"? Amigo Jesús, aunque suenen (casi) igual, son cosas muy distintas.

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  8. No soy yo mucho de estampitas, pero realmente esta talla es estremecedora, una pasada, una arte y un sentimiento tremendos.

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