domingo, 13 de octubre de 2013

Baldosas hidráulicas

En esta espiral de viejunismo puril, camino de la franca caída en la vejez cominera a la que estoy llevando a este blog, hoy quiero alegrarme del hecho de que cada vez me gustan más las baldosas hidráulicas (ya las del Pazo de Tor), por ejemplo estas del suelo de la iglesia de Palmeira que fotografié hace unas semanas:



En el Ayuntamiento de Valladolid:


En Castrojeriz una pareja de artistas han recuperado una casa como lugar de meditación (línea sincretista). Y con exquisito gusto salvan cosas que la gente tira, por ejemplo estas baldosas:



Y cuando el suelo era ya de baldosas rojas, han tenido el exquisito gusto de dejarlo tal cual:

3 comentarios:

  1. Bueno, mirar esas baldosas indica que miras también las cosas pequeñas, poco usuales de mirar, sean modernas o antiguas, que suelen pasar desapercibidas. No me parece que sea poco, a cierta edad. A mí ahora me interesan, como otras cosas.
    Ayer estuvimos en algunas iglesias románica (Javierrelatre fue la única abierta de las tres que vimos, y el cura, muy joven, se cantó, en solitario, sin pestañea, el Himno a la Virgen del Pilar ante sus feligreses, siete en total, de avanzada edad). Me arrepiento de no haberme fijado más en el suelo, seguro que era interesante, por lo menos.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  2. Las baldosas hidráulicas son una pasión de Abel Feu de siempre, desde que era jovencísimo. Y me llamaba mucho la atención tanta atención suya. "Pasión de tipógrafo", pensaba yo.

    ResponderEliminar
  3. Tienen mucho encanto, sí. Toda mi casa es también de baldosas hidráulicas.

    ResponderEliminar