martes, 11 de junio de 2013

Las venturas de los Ruiz Pérez por el centro de Galicia 1

Mi madre y dos de mis hermanas aprovecharon el puente del Curpillos para venirse a Galicia de tournée.
Cenamos muy bien el viernes y todavía tuvimos tiempo de dar un deleitoso paseo por un Santiago de luces blancas: Cervantes, Quintana, Azabachería, Platerías, Arco de Gelmírez, Obradoiro.
El sábado íbamos a salir a visitar Monforte, pero primero la compra de una mini-tarta de Santiago, luego conseguir en una ferretería unos cuchillos -muy mitificados por ellas, de una visita anterior- que resultaron ser portugueses (y solo les quedaban dos) y al final, ya que estábamos al lado, ir a la Plaza de abastos: compra de verduras de la tierra y no comprar patatas al enterarnos de que eran de Málaga; y verdes cebollas y blancas calas a una de las señoras en los puestos en torno a san Agustín; y encontrar en el propio mercado los mismos cuchillos un euro más baratos al preguntar mi madre en una mercería por la aguja en un pajar: una aguja de coger medias (que ya no se venden, ay).
Así que salimos ya mediada la mañana y en el desvío a Carboeiro decidimos cambiar el plan, que mi hermana estaba un poco mareada de las curvas de la carretera de Orense.
Adiós, Monforte, pensamos (esta frase la tenéis que recordar para el final de esta serie).
Al poco, un cartel: san Pedro de Ansemil. Nos paramos y resultó ser un lugar para recordar, si uno va con la tecla del románico rural: un monasterio con orígenes en el IX-X, con ábsides cuadrados y toda una serie de modillones bien interesantes.

En la portada, este capitel impresionante, a pesar de la figura principal descabezada:



A mí me gusta mucho ver una puerta así:

(las dos fotos, cómo no, de José Antonio Gil; una buena descripción, con fotos, en la web de los del Románico aragonés).

Esta foto de esa misma puerta, con la Virgen gótica, es mía:


Y algunos modillones (me he aprendido la palabra hace poco, por eso la repito tanto):

3 comentarios:

  1. Me alegra muchísimo la coincidencia de hoy en las puertas, como todas las coincidencias, pero hoy más.

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  2. Hace años fuimos a Orense, en verano, sin niños, una semana, en un Opel Corsa sin aire acondicionado que todavía funciona como segundo coche. Fuimos un día a Santiago, pasando por mil pueblos por lo menos, y a la vuelta nos perdimos. Si eres adulto, y estás de vacaciones o no tienes prisa, perderte está bastante bien. Todavía hoy lo recuerdo con placer. Ahora recuerdo cuándo: el Monasterio de San Estevo todavía no lo habían rehabilitado como Parador u Hospedería, lo vimos tal cual era.

    Un abrazo

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