Volvía ayer a la Facultad a las cuatro y media de la tarde y camino del Auditorio vi esto:
Nada, fue un minuto. Luego se quedó así. Y después ese cielo de nubes negras se puso a llover como solo sabe hacerlo aquí.
Y quiero dar las gracias a la japonesa de chubasquero naranja, que también estaba en el momento justo.
Precioso Angel. Te envío una foto hecha en un momento parecido, cuando estudiaba la carrera en Santiago, del
ResponderEliminargingko de Fonseca con la catedral detrás:
http://www.flickr.com/photos/muzzleofkiss/4603941141/in/photostream
Y yo que pensaba que no tenía buenos recuerdos de Santiago. Vaya, gracias.
ResponderEliminarFotazo, tío. ¡Qué luz!
ResponderEliminar¿Cuanto le pagaste a la japonesa por ponerse el chubasquero del color de las hojas del árbol del fondo. Di la verdad?
Juan, es la misma luz del cielo: nubes oscuras casi negras. Y esa perspectiva desde Fonseca, que a mí me gusta tanto.
ResponderEliminarIgnacio, salió así, no tengo -ay-dinero para figurantes.
ResponderEliminarIncluso tu sombra queda bien. ;-)
ResponderEliminar¡Tocó la flauta por casualidad! Y le da un toque autobiográfico esa sombra.
ResponderEliminarEsas fotos, ¿las hiciste con el móvil?
ResponderEliminarCon el móvil, Samsung Galaxy Ace, ni siquiera un iPhone.
ResponderEliminar¡Qué foto y qué fotógrafo! Sólo los buenos están siempre en el momento exacto.
ResponderEliminarHasta la mochila del primer chico es perfecta. Y el impermeable naranja y las botas de lunares, definitivas (aunque siento decirte que ese pelo tan entonado no es muy de japonesa)
Ahí me duele, que no sé si era japonesa, que podía ser china y lo puse así por mos prejuicios de asociar a las japonesas con un estilo sofisticado, frente a las pobres chinas.
ResponderEliminar¡Oh!
ResponderEliminarMomento decisivo ¿no?
ResponderEliminarEnhorabuena, Ángel.
¡Oh!, sí.
ResponderEliminarSí, el momento decisivo.
Oh, maravilla! Qué color, qué luz, qué contraste. Me encanta el cielo negro y la luz dándole desde atrás.
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