En Madrid fui con Antón a ver el Museo Nacional de Ciencias Naturales. Una buena oportunidad poder verlo así (quiero decir, con alguien que sabe).
Lo pasé muy bien. Me pareció que estábamos mucho tiempo allí, aunque resultó ser la visita mas rápida de Antón a ese Museo (el tiempo subjetivo, y bla, bla, bla).
Me gustó. Y mucho mejor que un zoo: no huele mal.
Y mira que a mí los animales, pues eso, que no mucho, que bien, pero una vez cada cinco años.
Lo que más me gustó fue una vitrina con animales extinguidos, sobre todo un molde de una cabeza de dodo (porque sale en Alicia en el país de las maravillas, así de bobo soy).
Y luego se me ha ocurrido que haríamos un reality de los buenos. Los dos de protagonistas, haríamos visitas como esa: lo podríamos llamar "El de griego y la evolución" y me sacarían primeros planos con cara de estar a uvas.
Luego, cuando hiciera esas preguntas que hago ("¿y entonces, les salió pico para poder coger el polen de esa flor tan estrecha?"), estoy seguro que la comunidad mundial de nerds biólogos se echarían unas buenas risas. Nuestro programa se convertiría en referencia de culto, tuitearían mis frases, sería todo un freak para los doctorandos en zoología.
Con todo, los periódicos progres me atacarían como ejemplo de la España negra, un obtuso anticientífico con el que asustar a los niños de papás progresistas. Hasta insinuarían que yo soltaba propaganda creacionista subliminal (y yo lo negaría escandalizado).
La polémica contribuiría a hacernos más famosos.
Y yo entraría en una sala llena de dinosaurios y pondría una voz al nivel de entusiasmo de un abuelete en un concierto de hip hop (que es lo que me pasó, ay: nunca he entendido por qué a la gente le interesan los dinosaurios, lo siento).
Antón me daría réplicas muy buenas. Como esa de que lo que más me gustó del Museo fueron unos fósiles del pueblo de mi madre: no, Antón, eran de Castrillo de la Reina. El pueblo de mi madre es Hacinas. Mira: árboles de piedra de varios metros. Lo que tenían allí a la entrada eran unos cachitos ridículos que miré por mirarlos, pero no valían nada.
Y luego nos reiríamos de esas frases grandilocuentes que ponen en los Museos de ciencias. Había un panel donde intentaban explicar por qué hay que preservar especies en peligro. Tenía varios apartados y en todos se contestaban diciendo: Pues por eso mismo, porque; y luego explicaciones un poco ingenuas sobre lo bonito de que haya muchas especies, y que por algo será que han sobrevivido a la evolución hasta ahora. Y que quizá alguna de ellas podría servir de vacuna y chorradas así.
Yo en eso soy más darwinista que los darwinianos (y aprovecho para recomendar este artículo sobre lenguas que desaparecen: una maravilla).
Ya me dices, Antón, que de esta nos forramos. A ver si en Tele 5 o la Sexta están interesados. O en la MTV quizá.
Que buena entrada y que divertida. Ayer mismo en la sierra de Córdoba, me reía, escuchando a un niño que le decía una palabrota a su hermana porque había matado un bicho, y se justificaba ante su padre -es que ha matado a un "ser vivo"-
ResponderEliminarSeguro que con el cole le han llevado varias veces a esos museos...
El problema del museo, que visité hace unas semanas, es que los bichos están muy mal disecados (parecen ejemplares tarados de su especie) y sobre estar mal disecados fueron disecados hace 100 años (coño, que están todos con un tono cobrizo como de señora de pueblo teñida). Propongo matar un nuevo ejemplar de cada bicho, disecarlo y renovar la colección.
ResponderEliminarBueno, a mí me gustaron los '¿diaramas?' de los hermanos ¿Beneyto?, aunque sí, había otros animales muy estropeadillos.
ResponderEliminarAntón decía que ahora habría que hacerlo todo de modo más científico, para poder (si le entendí bien) medir los picos bien, que si no, no hay manera.
Me parece una excelente idea la de matar a uno de cada: los cazadores, contentos y los científicos, también.
¡Jajaja, qué mala leche! Me pensaré si te enlazo o no... Me has matado con lo de "mejor que un zoo, porque no huele"; y lo de que lo más atractivo era la vitrina de animales extinguidos... ¡mal futuro le auguro a la naturaleza cuando te metas a decorador de museos! :-)
ResponderEliminarRespecto a lo de matar un bicho nuevo cada año... ¡no puedo estar más de acuerdo! Y la carne para la cafetería de mi Facultad; a ver si disfrutamos así de una dieta variada...
Nunca me han interesado los dinosaurios, ni siendo un niño, y me molestaba el entusiasmo de los demás. ¡Me has quitado un complejo! Muy divertida la entrada
ResponderEliminarCreo que aquí viene bien este poema de Jiménez Lozano, al que le gustan más los gorriones que los dinosaurios:
ResponderEliminarEvolución
Pequeño gorrioncillo, has sido dinosaurio.
Te doy las gracias
por ser ahora tan minúsculo.
(Extraído de "Pájaros", de José Jiménez Lozano)
Muchísimas gracias. JuanMa, es un gran poema: completamente cierto para mí.
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