1. Los Cuadernos de Simone Weil.
2. El segundo volumen de los Diarios de Iñaki Uriarte.
3. La obra común de los hermanos Machado, de Enrique Baltanás.
Ya me había encargado yo de orientarles, para que fueran sobre seguro.
Pero para que no todo fueran alegrías, coronaron los regalos con esto:
Y yo os dejo de regalo algo de lo que dijo B16 el día de Reyes [otra homilía enorme y negritas mías]:
¿Qué tipo de hombres eran ellos? (...) Podemos decir que eran hombres de ciencia, pero no solo en el sentido de que querían saber muchas cosas: querían algo más. Querían saber cuál es la importancia de ser hombre. Posiblemente habían oído hablar de la profecía del profeta pagano Balaán: «Avanza la constelación de Jacob, y sube el cetro de Israel» (Nm 24,17). Ellos profundizaron en esa promesa. Eran personas con un corazón inquieto, que no se conformaban con lo que es aparente o habitual. Eran hombres en busca de la promesa, en busca de Dios. Y eran hombres vigilantes, capaces de percibir los signos de Dios, su lenguaje callado y perseverante. Pero eran también hombres valientes a la vez que humildes: podemos imaginar las burlas que debieron sufrir por encaminarse hacia el Rey de los Judíos, enfrentándose por eso a grandes dificultades. No consideraban decisivo lo que algunos, incluso personas influyentes e inteligentes, pudieran pensar o decir de ellos. Lo que les importaba era la verdad misma, no la opinión de los hombres. Por eso afrontaron las renuncias y fatigas de un camino largo e inseguro. Su humilde valentía fue la que les permitió postrarse ante un niño de pobre familia y descubrir en él al Rey prometido, cuya búsqueda y reconocimiento había sido el objetivo de su camino exterior e interior.
La seducción por la lejanía o la interpretación alemana de la gesta de los Reyes.
ResponderEliminarPrecisamente, abría esta mañana tu blog para saber qué te había parecido el segundo volumen de Iñaki Uriarte, que pensaba que ya habías leído; y que yo, ahora, estoy terminando.
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