Dicen: Conmoción en Santiago / Robo del siglo [en El Correo Gallego, encantados de que seamos primeros en algo] / Valía como el Pórtico de la Gloria [euro más, euro menos: frase chorra donde las haya] / Es nuestra identidad la que roban [el problema es qué es ese nuestra; prometo -y que me muera aquí mismo si rompo esta promesa- no usar nunca en el resto de mi vida la palabra identidad]. Y la frase más tonta de esta tanda es otra vez de Ramón Villares: Es la partida de bautismo de Galicia como nación cultural en Europa.
Y el premio al artículo más tonto (y mira que ha habido competencia) se lo concedo a Xosé Luis Axeitos, que aúna el tema "Yo y X" con "Qué hubiera pasado si" en un texto donde hasta se atreve a hacer de portavoz de Dios mientras patea diversas partes de la gramática (comas, concordancias, diagramar, topística), quizá porque como es Secretario de la Real Academia Galega no ha usado el castellano desde hace años: pero quién se niega a escribir en El País.
Voy a ponerme todo lo cínico que pueda: el texto -lo más importante- lo seguimos teniendo al alcance de la mano. Tenemos facsímiles. No conservamos ningún original de Platón: y qué.
Es una tragedia el robo, pero, por favor, no nos pongamos estupendos.
No estoy del todo de acuerdo con ese quitarle importancia a la desaparición del original porque tenemos facsímiles. Los hay, o puede haberlos, de la Dama de Elche, o de cualquier obra de arte que se imagine, del manuscrito de Per Abat del Cantar del Cid o del Libro de los Gorriones de Bécquer (éste, por cierto, con una historia lamentable que no puedo contar aquí por no alargarme), no obstante lo cual sus respectivas desapariciones, sin necesidad de ponerse estupendos, serían bien tristes.
ResponderEliminarEn general de acuerdo contigo. Pero es conmovedor leer la (apócrifa) Carta del Santo Papa Calixto (el que da nombre al códice), donde, en traducción de Millán Bravo Lozano, nos decía el autor:
ResponderEliminarEn verdad que he sufrido innumerables penalidades por este Códice. Yo que he amado al Apóstol desde la infancia... Cuando caí en manos de salteadores, que me despojaron de todas mis pertenencias, no me quedó mas que este Códice. Encerrado en prisión y perdidos todos mis bienes, siguió quedándome sólo mi Códice..., etc.
¿Será el extravío del Códice un signo de los tiempos?
Marinero, mi impresión es que hay gente que se queja por espíritu coleccionista, de tener la pieza rara, más que valorar lo que es más importante, que es el texto.
ResponderEliminarAy, Mr. Dean.
Joaquín, es un texto "muy marcado", de ahí el "valor añadido".
No sólo eso es cierto, sino que también lo es que mucha gente en Galicia, y no digamos fuera de ella, se habrá enterado de la existencia del Códice al leer la noticia de su desaparición. Pero su valor es otro, y ajeno a esas ignorancias (por lo demás, bien respetables cuando lo son de gente de a pie, y no de quienes, por su papel y relevancia públicos, deberían saber más, y sobre todo mejor).
ResponderEliminarEnorme, Ángel. Empiezo a entenderte del todo con tus manías. Cuánta memez. Yo estudié el Codex para Historia de la Música -su repertorio de organa del S.XII es una fuente primordial-. Y además, me da mucho ánimo lo que dices sobre los facsímiles. A mí me ha dolido, pero me da pena que estas cosas, si de verdad tienen un valor, no se expongan. La cultura con miedos no sirve de nada. Y qué rabia las utilizaciones de identidades que hacen algunos. Ya termino, no sin recordar que había un chiste buenísimo de Mingote de dos campesinos manchegos comentando entre molinos: "al final, nos tendremos que hacer nacionalistas manchegos". Un abrazo de un manchego que se ríe con los chistes de Mingote.
ResponderEliminarNosotros desde nuestra posición de vendedores de la copia facsímil estamos tremendamente dolidos por la perdida porque como decimos en una de las entradas de nuestro blog, es casi parte de nuestros recuerdos y aunque disponemos de la copia era muy tranquilizador que el original mantenía el estatus de única y valiosísima obra de arte. un cordial saludo.
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