Ángeles rebeldes es una novela de campus, llena de inteligencia retorcida y humor para listillos como yo.
Me ha divertido mucho.
Hay un trickster, mezcla muy lograda de Anthony Blanche y Sebastian Flyte.
Hay un profesor de clásicas que es pastor anglicano, gordo y para colmo buena persona.
Otro se dedica a la paleopsicología, que consiste en:
profundizar en el pensamiento humano de los tiempos en que todo era un revoltijo de religión, creencias populares y fragmentos clásicos mal entendidos, no como el pensamiento actual, que podríamos considerar, supongo, un revoltijo de materialismo, creencias populares y fragmentos de conocimientos mal entendidos. (p. 39)Los personajes se pasan la novela hablando de Paracelso, Rabelais y por ahí. Y a veces son profundos:
-Antes se pensaba que la respuesta estaba en la educación.Así que no sé si recomendarla, salvo a quien sea un poco raro como yo.
-La vida universitaria da amplia muestra de que la educación no es la respuesta a nada, a menos que la acompañe una buena dosis de sentido común, bondad de corazón y reconocimiento de la hermandad de los seres humanos -dijo Ludlow.
-Y de la paternidad de Dios -añadió el decano.
Otra opinión, y muy ponderada, es la de Javier Cercas [el bueno: Javier Cercas Rueda, no Javier Cercas Mena, el pasteleador de la verdad y presunto novelista de no ficción]
Javier Cercas, el malo, aclaró ayer su postura en Cartas al Director, en respuesta a lo que había escrito la Defensora de los Lectores.
ResponderEliminarAquí lo de Cercas:http://www.elpais.com/articulo/opinion/Cercas/responde/Defensora/Lector/elpepuopi/20110221elpepiopi_8/Tes.
En mi opinión, ante esto, deja de ser el malo. Estoy de acuerdo con lo que dice.
Le han atizado tanto y tan bien a Javier Cercas ('el malo') que al fin ha reconocido -aunque a regañadientes- lo que debería haber dicho desde el principio.
ResponderEliminarSería más grande si pidiera disculpas por su tremenda frivolidad anterior, pero, bueno, conformémonos con que empiece a ver la luz, al menos un poco.
En su artículo, que no conocía, Javier Cercas habla de la "injuria"; obviamente, se refiere a la salida de pata de banco de Arcadi Espada. Todas las opiniones pueden discutirse;lo que no puede discutirse, a mi parecer, es que inventar una acusación calumniosa con nombre y apellidos es cosa muy distinta de una opinión, y que quien aquí ha hecho eso no es precisamente Cercas "el malo", sino Espada (supongo que "el bueno", por paralelismo). Lamentable "bondad" la suya, si es así.
ResponderEliminarYo llamaba a Javier Cercas el novelista 'el malo', para distinguirlo de otro Javier Cercas, autor de la reseña, que sé que es una bellísima persona.
ResponderEliminarFíjate, Marinero, que puse 'el malo' entre comillas.
Pero puestos a decirlo todo, mucho peor me parece lo que hace el novelista Javier Cercas que lo que hizo Arcadi Espada, que fue decir algo de este -lo del prostíbulo- que este mismo habia dicho -y presumiendo de ello- en otra ocasión.
Lo interesante de todo -me parece- es que está de fondo la idea de que la prostitución es mala. Yo no tengo ninguna duda de ello, pero hay gente como Cercas que había cometido la maldad de decir que era bueno: hay una cierta justicia en la calumnia de Arcadi, pues.
Sé que, en este asunto, es imposible que lleguemos a ponernos de acuerdo; por esa razón, ni lo intentaré. Pero llamo la atención sobre el curioso "afeitado" de los hechos que supone decir que, cito, "decir algo de este -lo del prostíbulo- que este mismo habia dicho -y presumiendo de ello- en otra ocasión". No es eso lo que ha ocurrido; lo que ha ocurrido es que Arcadi Espada ha publicado en un periódico de circulación nacional (no se ha limitado, pues, a "decir", que sería comentarlo a alguien en privado) un hecho inventado -lo del prostíbulo, algo que jamás ocurrió-, con una evidente intención diamatoria (reconocida, aunque a regañadientes, por el mismo sr. Espada, y probada en el hecho de que no se limitó a situarle allí, sino que añadió a su invención que había sido detenido por la policía en una redada). Así que si uno quiere justificar la barbaridad de Arcadi Espada, con su pan se lo coma; pero que justifique la barbaridad misma, tal como ella fue, y no una versión más o menos edulcorada para el caso.
ResponderEliminarA todo esto, nadie habla de Robertson Davies. Gracias por mencionarlo, tenía curiosidad por saber de qué iba y con tu comentario me dan ganas de leerlo (lástima de tantos libros pendientes...).
ResponderEliminarSí, esto iba sobre Robertson Davies.
ResponderEliminarMarinero: si quieres acusar a Arcadi Espada, vale.
Yo prefiero señalar que aquel artículo de Javier Cercas en el que se apoyaba en Hitler y pasteleaba con la verdad es uno de los más inmorales que he leído en los últimos años.
No sé, atendiendo a lo que dice, si la calumnia de Arcadi Espada le parece a Ángel, en cambio, cosa perfectamente "moral" -es una manera de verlo, aunque yo reconozco mi disidencia-, o si entiende que una inmoralidad puede corregir otra, admitido -también disiento- que la primera lo sea. Yo creo que no.
ResponderEliminarMarinero, parece que tienes alma de policía o de casuista bizantino.
ResponderEliminarContigo me siento como en el banquillo: respondiendo a acusaciones, como "¿No es verdad que usted con esto defiende una calumnia?" "¿No es verdad que -según usted?- una calumnia puede corregir otra?".
Me dan ganas de decir: "Culpable, me rindo". Pero eso sería darte la razón, que es lo peor que se puede hacer con uno como tú, que se dedica a medir grados de culpabilidad con varas milimétricas.
Esto iba de Robertson Davies, cierto.
ResponderEliminarLa novela es la primera de la trilogia Cornish, que completan "Lo que arraiga en el hueso" y "La lira de Orfeo", si no recuerdo mal. A mi juicio, la mejor es la segunda, que suscita muy interesantes cuestiones sobre el valor de la obra artística, el arte moderno et alia. Los tres libros, en cualquier caso, participan del mismo sentido del humor, están llenos de personajes muy atrayentes y contienen multitud de referencias y guiños para eruditos que siempre llenan de satisfaccion a los "raros" como quien suscribe.
Libros del Asteroide tiene publicada otra trilogia de Davies, la Deptford, pero, a mi me gusta bastante menos.
La editorial, por otro lado, tiene un catálogo muy interesante, entre los que figuran autores muy interesantes, pero poco editados en España, como Auchincloss y Stegner.
Se equivoca Ángel Ruiz. Para mí (ya sé que él no está de acuerdo), en este asunto no hay más que un culpable, Arcadi Espada. Y, si echa un vistazo a la penúltima entrada del blog de EGM, o mejor dicho al foro que la acompaña, verá que mi voluntad es siempre buscar las coincidencias (desde el derecho a discrepar, obviamente), no "medir" a nadie con "alma de policía".
ResponderEliminarPregúntese Ángel si la diferencia en el trato (en los foros, digo) que tengo con EGM y el que tengo con él mismo obedece sólo a mi imaginaria "alma de policía", o si una cierta impaciencia por su parte frente a opiniones que no coinciden con las suyas no tendrá también algo que ver.
Tanta es mi "alma de policía" que, como allí digo, no creo que las opiniones políticas, o en general, digamos, sociales de cada uno sean lo más importante, sino que pienso (sinceramente) que hay algo más importante que ellas, algo en donde la coincidencia humana -o la disidencia respetuosa, sin conjeturas sobre el alma ajena que no me habrá visto a mí hacer sobre la suya, ni pienso- es perfectamente posible.
Piense Ángel que si yo defiendo a Cercas, o a cualquier otra persona o idea, no lo hago contra él ni contra nadie, sino exclusivamente a favor de lo que me parece más justo; y que creo también, de veras, que es posible discrepar hondamente de alguien en esos temas sin que esa discrepancia tenga por qué trasladarse a ningún terreno personal.
Aunque discrepemos frecuentemente (lo cual yo pienso que no es malo), cuenta Ángel con mi aprecio y mi respeto. Y con mi ninguna voluntad de indagar en el contenido o la configuración de su alma, de cuya excelencia (todo lo que tiene verdaderamente alma la posee, a mi parecer) no se me ocurre dudar ni por un momento.
Marinero, es evidente que E. G.-M. es mil veces mejor que yo. Y mil veces más paciente, además.
ResponderEliminarDejando aparte a Arcadi Espada, ¿de verdad no encuentras nada malo en el primer artículo de Cercas?
En el artículo de Cercas encuentro opiniones, y formas de expresarlas, que yo discutiría. Lo que pasa es que no encuentro ninguna calumnia a su oponente, es decir, ningún salto del terreno de las opiniones, todo lo discutibles que se quieran, al del insulto personal a su contradictor. Para mí, son dos cosas muy diferentes. Y que Espada no lo advierta, o no quiera advertirlo, es un serio argumento contra él. Se descalifica solo (en este asunto; en otros, puedo no sólo estar de acuerdo con él, sino incluso admirar su lucidez. Pero aquí, lo creo sinceramente, se ha "pasao". Veinte pueblos).
ResponderEliminarTampoco exageremos. Lo que hizo Arcadi Espada (que no es santo de mi devoción) con Cercas, no fue sino darle un jeringazo de su propia medicina, ¿no querías ‘faction’? Pues toma varias tazas. Un juego literario asimilable al experimento radiofónico de Orson Welles con la Guerra de los mundos. Empezar a hablar de calumnias, de honor, rasgarse la camisa… es ponerse estupendo, pues ya no estamos en el siglo XIX cuando estos dos hubieran acabado citándose a última sangre sangre (a mayor gloria de la literatura española), junto a las murallas de la Ciudadela.
ResponderEliminarYo no hablo, Dios me libre, de "honor" o de "última sangre", conceptos que me parecen divertidamente arcaicos (al menos, aclaro, esa clase de "honor" defendible a espadazos). Hablo, sí, de calumnia, que es lo que considero -sin arcaísmo ninguno- que hizo Arcadi Espada, como lo consideraría si esa historia la hubiera inventado a mi propósito, o si otro la hubiera inventado a propósito de él.
ResponderEliminarEl argumento, tan cansino, de que "sólo le dio un poco de su propia medicina" olvida la distancia, sideral, que existe entre la opinión, todo lo discutible que se quiera, y el insulto.
Digo más: yo sospecho que si la cosa hubiese ocurrido al revés, y fuese Espada el insultado, las cosas se verían, por parte de algunos, de muy distinta manera. O, en otras palabras, que la razón de que con tan increíble facilidad se le excuse no está en su burrada, sino en que hay quien lo considera "de los suyos", y eso lo excusa todo, o casi.