El verbo es σκίδνημι, utilizado para dispersarse, por ejemplo de los componentes de una asamblea cuando acaba o del trigo que se siembra.
Y J. E. Powell (Herodotus Book VIII, Cambridge, 1970, p. 86) trae paralelos:
- Esquilo, Persas 502: πρὶν σκεδασθῆναι θεοῦ ἀκτῖνας antes de desparramarse los rayos del dios [=el Sol].
- Mimnermo 2.8: μίνυνθα δὲ γίγνεται ἥβης / καρπός, ὅσον τ’ ἐπὶ γῆν κίδναται ἠέλιος un poco dura de la juventud /el fruto, justo lo que tarda sobre la tierra en desparramarse el sol.
- Homero, Il. 7, 451: τοῦ δ᾽ ἤτοι κλέος ἔσται ὅσον τ᾽ ἐπικίδναται ἠώς y su fama alcanzará hasta donde se desparrama la Aurora.
- Hom. Il. 8, 1: Ἠὼς μὲν κροκόπεπλος ἐκίδνατο πᾶσαν ἐπ᾽ αἶαν, Aurora de vestido de azafrán se desparramaba por toda la tierra.
- How y Wells destacan también de Homero Il. 23 227: κροκόπεπλος ὑπεὶρ ἅλα κίδναται ἠώς. Sobre el mar se desparrama la Aurora de vestido de azafrán.
Qué punzada el final de tu entrada, y qué a propósito. Creo que voy a contestar al artículo primoroso de Gomá que destacabas ayer. Ese visión edulcorada de la muerte tiene mucho peligro, y más si se lee (y escribe) con la eutanasia de telón de fondo. La muerte es, como en tu entrada, un horizonte de dolor.
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