domingo, 7 de noviembre de 2010

Por la tarde, viendo a B16 en la tele

La Misa del Obradoiro fue admirable, con el sol que se ponía.
Y ayudó mucho la maravillosa música (Real Filharmonía de Galicia y el coro).
Y hasta no me pareció tan mal como quería que me pareciera el estrado donde celebró la Misa el Papa.
Pero aparte de la Misa -valor infinito-, lo más importante fue la homilía.
Es una tragedia que en Europa, sobre todo en el siglo XIX, se afirmase y divulgase la convicción de que Dios es el antagonista del hombre y el enemigo de su libertad. Con esto se quería ensombrecer la verdadera fe bíblica en Dios, que envió al mundo a su Hijo Jesucristo, a fin de que nadie perezca, sino que todos tengan vida eterna.
El autor sagrado afirma tajante ante un paganismo para el cual Dios es envidioso o despectivo del hombre: ¿Cómo hubiera creado Dios todas las cosas si no las hubiera amado, Él que en su plenitud infinita no necesita nada? ¿Cómo se hubiera revelado a los hombres si no quisiera velar por ellos?  Dios es el origen de nuestro ser y cimiento y cúspide de nuestra libertad; no su oponente. ¿Cómo el hombre mortal se va a fundar a sí mismo y cómo el hombre pecador se va a reconciliar a sí mismo? ¿Cómo es posible que se haya hecho silencio público sobre la realidad primera y esencial de la vida humana? ¿Cómo lo más determinante de ella puede ser recluido en la mera intimidad o remitido a la penumbra? Los hombres no podemos vivir a oscuras, sin ver la luz del sol. Y, entonces, ¿cómo es posible que se le niegue a Dios, sol de las inteligencias, fuerza de las voluntades e imán de nuestros corazones, el derecho de proponer esa luz que disipa toda tiniebla? Por eso, es necesario que Dios vuelva a resonar gozosamente bajo los cielos de Europa; que esa palabra santa no se pronuncie jamás en vano; que no se pervierta haciéndola servir a fines que le son impropios. Es menester que se profiera santamente. Es necesario que la percibamos así en la vida de cada día, en el silencio del trabajo, en el amor fraterno y en las dificultades que los años traen consigo.
Europa ha de abrirse a Dios, salir a su encuentro sin miedo, trabajar con su gracia por aquella dignidad del hombre que habían descubierto las mejores tradiciones: además de la bíblica, fundamental en este orden, también las de época clásica, medieval y moderna, de las que nacieron las grandes creaciones filosóficas y literarias, culturales y sociales de Europa.

3 comentarios:

  1. Creo que el "dispositivo" o como se llame fue excesivo. Y no es culpa del Papa, es culpa nuestra. Hubo gente en Coruña que dejó de ir, y se que le hubiera gustado, por lo que asustaron los días previos con cifras de policias, horarios, etc. Creo que todo es mucho más natural, si la gente quería verlo pues se busca un sitio grande y que vayan a verlo. Que manía tienen ahora de querer controlarlo todo y de tanto miedo a la gente y tanto escolta y tanta gambada. En fin, espero que disfrutases el día.

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  2. Totalmente de acuerdo: era agobiante el control.
    Y disfruté mucho del día, a pesar de todo.

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  3. (este comentario iba para el anterior post, en el que comentas algo de la seguridad, me colé)

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