miércoles, 3 de marzo de 2010

JRJ Epistolario I

Excelente el volumen I del Epistolario de Juan Ramón Jiménez, que abarca los años 1898-1916: la edición de Alfonso Alegre Heitzmann es sencillamente admirable, por el inmenso trabajo de fondo, por su rigor, por su sensibilidad y hasta por la labor exquisita en lo editorial; ya estoy esperando con ilusión los otros volúmenes.
Y es admirable lo bien que escribe JRJ en esas cartas; aparte de la información que aportan, son un retrato suyo. Y qué buenas las que escribe a la madre de Zenobia: son como una novela (epistolar) con él intentando convencerla y a la vez haciendo gestiones bajo cuerda con amigas de Zenobia para quedar con ella a escondidas de su madre.
Os lo recomiendo. Y tres detalles:

1. A veces uno se sonríe al ver que la aprensión de JRJ de que iba a morirse de golpe no le impedía escribir a la madre de Zenobia (p. 439-40) e incluso a la suya propia algo como esto: "Siempre está usted con esas tonterías de morirse..." (p. 445).

2. Me apunto para leer los Poemas agrestes, ¡de 1911! (p. 259: "que es como un espejo inmatorial de paisajes, esos paisajes de los que él [Francisco Giner de los Ríos] ha escrito ideas tan deliciosas y justas [Poemas agrestes (1910-1911) está en Libros inéditos de poesía, editado por Francisco Garfias, 1964])

3. Unos versos de 1901 (p. 614) sobre la aurora:
los ramos de oro que la aurora
va poniendo en los árboles.

1 comentario:

  1. Buen primer detalle. Sería por animarla a pensar en cosas más alegres ¿no? Quizá se lo decía a sí mismo también.
    O porque realmente no se sabe qué contestar. No puedes decir que sí, que claro que se va a morir, que ya lo sabes.
    Lo que pasa es que es algo que se dice no para que te contesten, sino para que te quieran mientras se puede, pero incomoda porque creemos que hay que decir algo.

    Mortalidades al margen, los ramos de oro son preciosos. A cambio, ya que estamos, estos de Pound:

    La aurora entra con pasitos menudos
    como una dorada Pavlova.

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