En el Museo del Convento de las Clarisas hay muchas cosas dignas de verse, pero sobre todo dos imágenes excepcionales de Gregorio Fernández, una Inmaculada pequeña
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y un Cristo yacente, además en la urna original (y es una imagen exenta):
Las fotos de mi móvil no les hacen justicia, ni de lejos, pero ya he dicho más veces que a Gregorio Fernández hay que verlo en directo.
La técnica es prodigiosa: las telas de la Virgen -de madera- son admirables, la anatomía del Cristo es insuperable, la carnación y la sangre de un verismo asombroso.
Comentamos Suso y yo que la Inmaculada tenía la mirada recogida y que el Cristo, ya más allá del dolor, transmitía paz: no es una imagen de horror, es una imagen de contemplación.
¿Recogida, dices?
ResponderEliminarA mí me parece semidormida, como acabada de levantar. O como con una gran alergia al polen.
Será la foto, claro :)
He puesto otra foto, aunque las dos fotos son mías, así que no ganamos con la duplicación. Tendrás que creerme que parecía, más que semidormida, ausente o metida en sí misma.
ResponderEliminarAhora sí: meditando en su corazón esas cosas que guardaba. Aunque es verdad que con la brocha del rubor se han pasado.
ResponderEliminarY el Cristo no apoya los pies, no sé si será buscado, pero da una impresión tremenda de muerte, de rigidez, aunque el tronco y el rostro, y ese brazo (otra vez ese brazo, como el que se salía del cuadro de Ribera), parezcan descansar.
¡Yo también me acordé del cuadro de Ribera!
ResponderEliminarEs el único yacente de Gregorio Fernández que es una escultura totalmente exenta y por eso resulta un poco extraña la posición: el hecho es que parecía un poco demasiado levantado por delante, sin encajar bien, sobre todo los pies.
Y luego tenía un movimiento grande, la cabeza movida y las piernas también giradas hacia delante: no era nada estática la imagen, siendo un cuerpo muerto.
Y debe de ser impresionante verlo en una procesión (y creo que las siguen haciendo en Monforte con ese Cristo).
Y la imagen de la Virgen gana mucho en directo, era una cara que podía parecer algo ingenua, con rasgos muy simples, pero al final a mí me gustó mucho.
A raíz de los comentarios me quedé pensando en un cristo de Gregorio Fernández que ví en el Convento de San Plácido, en Madrid. Era más arcaico, hierático y no exento, pero me pareció mucho más afectivo.
ResponderEliminaren la Iglesia de San Miguel y San Julián de Valladolid hay otro yacente exento de Gregorio Fernández, no es ese el único exento.
ResponderEliminarGracias, lo corrijo
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