martes, 23 de junio de 2009

Los peligros del mar

En la misa del domingo, el mar como el mal que parece que nos va a ahogar, pero que al final nunca domina, por muy duro y terrible que parezca. Y primero en el libro de Job (38, 1. 8-11) en un texto impresionante:
El Señor habló a Job desde la tormenta:
¿Quién cerró el mar con una puerta, cuando salía impetuoso del seno materno, cuando le puse nubes por mantillas y nieblas por pañales, cuando le impuse un límite con puertas y cerrojos, y le dije: Hasta aquí llegarás y no pasarás; aquí se romperá la arrogancia de tus olas?
Y en el salmo 107:
Entraron en naves por el mar, comerciando por las aguas inmensas. (...)
Pero gritaron al Señor en su angustia, y los arrancó de la tribulación. Apaciguó la tormenta en suave brisa, y enmudecieron las olas del mar.
Se alegraron de aquella bonanza, y él los condujo al ansiado puerto. en gracias al Señor por su misericordia, por las maravillas que hace con los hombres.
Y el Evangelio (Mc 4.35-40)
Se puso en pie, increpó al viento y dijo al mar*: «¡Silencio, cállate!»
En la traducción 'oficial'de la Misa se leía 'lago'. En el texto pone thálassa, en la traducción latina mari, pero los traductores españoles se pasaron de listos queriendo ser geógrafos y cargándose todo lo que lleva dentro la palabra mar. 

El otro día un profesor italiano nos habló en una conferencia de la influencia de Hesíodo en la poesía latina y señaló justamente lo importante que es el tema de los peligros de la navegación (y los motivos de codicia para arriesgar en él los bienes y la vida), que trata primero él y que tendrá una larga tradición en Grecia, Roma y por medio de Horacio en la tradición posterior.
Y fray Luis de León otra vez más -redescubro- aúna lo clásico y lo bíblico en una armonía maravillosa. Por ejemplo en la Oda 14, Al apartamiento (entera aquí; error es un cultismo: vida errante):
Oh ya seguro puerto
de mi tan luengo error! ¡Oh, deseado
para reparo cierto
del grave mal pasado
reposo dulce, alegre, descansado!
Y la 5, De la avaricia, con las mismas imágenes.


[Y se me ocurre mirar la voz Mar en el Vocabulario Bíblico que puso Hernán y os lo recomiendo vivamente: es una maravilla poder leerlo así, con las citas apareciendo debajo a medida que pinchas].

2 comentarios:

  1. Y en la primera, A la vida retirada:
    Ténganse su tesoro
    los que de un flaco leño se confían;
    no es mío ver el lloro...
    ...al cielo suena
    confusa vocería,
    y la mar enriquecen a porfía.

    Y frente a ese mar airado, el otro "mar de dulzura" de la oda a
    Salinas.

    Te agradezco mucho la aclaración del cultismo, me has sacado del error.

    Y el Vocabulario Bíblico de Hernán es algo magnífico, una joya, para echarle tardes y tardes, porque sabes cómo entrar, pero no cómo salir...

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  2. Sobre las imágenes del mar que comentas y cómo cambió todo a partir del Romanticismo (que mitificó el mar), hay un libro muy interesante, y muy francés, de Alain Corbin, El territorio del vacío.

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