martes, 5 de mayo de 2009

Roma (6)

En medio la cúpula de san Pedro (y la foto en grande, si apretáis encima)

En la colina del Gianicolo los Reyes Católicos hicieron un monasterio de franciscanos donde se suponía que había padecido martirio san Pedro. En un patio, Bramante hizo un templete circular sobre el sitio exacto.
Y Arianna -que bonito italiano habla- nos lo enseñó el día antes de volver. Y en un lado estaba la Academia Española de Roma, con un jardín para que lo pintara Fortuny o Regollos o Ramón Casas, pero de los artistas becados no vimos ninguno, estarían encerrados leyendo a Deleuze. Las 'obras' que habían dejado los antiguos becarios por el edificio era mejor olvidarlas y dedicarse a mirar por los ventanales, pero me llevé un alegrón al ver en una pared una lámina de la Virgen del árbol seco, de Petrus Christus.
Y subimos a la terraza y el cielo estaba muy oscuro. Al fondo, como de telón, caían rayos pero todavía no llovía. Qué vista de Roma, para enamorarse ya para siempre de ella. Por suerte Suso hizo fotos:


4 comentarios:

  1. ¡Cielos! Son maravillosas e che bello azzurro!!
    ¿No os dieron ganas de poneros a cantar como locos aquello del Celentano y el pomeriggio è troppo azzurro?

    ResponderEliminar
  2. Supongo que te acordarias de nuestro T. en aquel mismo lugar.Y del que aparte la novela inminente he leido por ahi que el proximo tomo saldra en septiembre con un librito de escritores hablando de los mismos llamado Vidario.

    Josea.

    ResponderEliminar
  3. Es un azul muy bonito, ¿verdad? Y al otro lado había algo de sol y se veían unos montes maravillosos.
    Y sí que me acordé de T., claro, de cuando habla de sus visitas a la Academia de Roma.

    ResponderEliminar
  4. Qué maravilla... Ya hace años yo también quedé "herida" por Roma, y aún no me he recuperado. Las iglesias, el color sepia, los desconchones de las paredes, la gente, la semipenumbra de las calles de noche, el Panteón de Agripa, las vespas, las tiendas maravillosas, las Vírgenes colgadas de cada esquina, la vida que bulle... En Roma, te parece que empiezas a ser católico, que lo de antes no servía, o era un prólogo. Sí, en Roma en cierto modo empezó mi vida. Por favor, sigue escribiendo este diario de tu viaje.

    ResponderEliminar