viernes, 8 de mayo de 2009

Aúpa, aupi, aúpi

Ilíada, 16. 7-11 Patroclo está viendo lo mal que les va a los griegos en la guerra contra los troyanos y se echa a llorar; los héroes griegos no tienen mucho problema en llorar, no es de nenas, salvo en este caso, donde Aquiles va y le dice:

τίπτε δεδάκρυσαι Πατρόκλεες͵ ἠΰτε κούρη
νηπίη͵ ἥ θ΄ ἅμα μητρὶ θέουσ΄ ἀνελέσθαι ἀνώγει
εἱανοῦ ἁπτομένη͵ καί τ΄ ἐσσυμένην κατερύκει͵
δακρυόεσσα δέ μιν ποτιδέρκεται͵ ὄφρ΄ ἀνέληται·
τῇ ἴκελος Πάτροκλε τέρεν κατὰ δάκρυον εἴβεις.
Por qué estás todo lloroso, Patroclo, como una niña
pequeña que va corriendo detrás de su madre y le exige que la suba en brazos,
y de la falda le va dando tirones, y le cierra el paso -aunque está con prisa-,
y busca su mirada todo llorosa, para que la suba en brazos;
a ella te pareces, Patroclo, al derramar blandas lágrimas.
(Traducción mío echándole un ojo luego a las de Emilio Crespo y Antonio López Eire)

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