miércoles, 26 de noviembre de 2008

Celanova y Bande (3 de 6)

Dos días antes de ir a Celanova había visto que esa mañana se reunía por primera vez la Academia Pontificia Mindonense-Auriense de san Rosendo, nada menos.
Nosotros queríamos ver también la iglesia, ya que estábamos allí: era barroco despeñándose ya, derroche sin freno, desequilibrio al borde del abismo: ¡cómo se comprende el neoclasicismo con cosas así! El retablo central tenía tres escenas: resurrección / transfiguración (en el medio) / ascensión; debajo, la Asunción de la Virgen y encima escenas de la Natividad: también parecía todo descoyuntado, como un puzzle mal hecho, aunque las escenas una por una eran bonitas. Todo eso lo vimos como el comando SWAT, parapetados en las paredes del coro, que ocupa el centro de la iglesia, porque en el presbiterio estaba hablando el Arzobispo de Santiago (mi arzobispo); mientras mirábamos a hurtadillas los retablos, oíamos los nombres de Gadamer y Heidegger, pero no pudimos quedarnos, que teníamos que irnos a Bande.

2 comentarios:

  1. Vaya, hombre, qué pena que llevarais prisa. En fin, qué remedio, ya se sabe que antes la obligación que la devoción...
    La descripción del barroco de la iglesia es de antología (ni foto nos hace falta). Y la iglesita de San Miguel, de ayer, es verdad que es "tan maja que alegra verla y suspende con sus primores". Gracias por ese enlace al "mítico Gómez Moreno".
    Qué ilusión que estamos de excursión.

    ResponderEliminar
  2. Vaya, a ver cuándo sigues con el relato, que tengo ganas de saber si esta vez encontrasteis al fin la iglesia abierta y qué te pareció...

    ResponderEliminar