lunes, 27 de octubre de 2008

Estructura en anillo

Con Jaime, camino de Pontevedra, saco el tema de la última carta del director de cine español; al menos ya se quitado la careta: menos mal; ya no jugamos al paternalismo o al basado en hechos reales o a la pedagogía -¡es por su bien!-. A mí se me escapa un calificativo poco caritativo con su madre, pero creo que exacto si se le aplica a él.
Pero para qué darle vueltas a eso: el día brillante en este otoño convertido en verano, con auroras de catálogo y cielo azul, muy azul, más que en el resto de España, sólo hace pensar en agradecer el poder vivirlo aquí en Galicia. Y los árboles que apenas amarillean y el campo verde.
Y en Pontevedra recogemos a Jesús y de ahí vamos a Marín a buscar a Raúl. Leo, que iba a venir también, llama para decir que tiene farruqueira (o algo así; busco en google ahora: furriqueira, eso; Jesús nos echó en cara que no supiéramos una palabra así, me sentí como el inglés que vive en la India colonial).
Y Raúl nos lleva por el lado de la Escuela Naval –aire La vida sale al encuentro o Botón de ancla, todo anclado en los 50- , por una carretera que bordea la costa: playas pequeñas, al fondo de la ría Poio, Combarro, quizá Sanxenxo, la marea alta, la playa de Aguete –decimos Ajete-. Y el semáforo que sólo se pone verde si sabes poner las ruedas en un sitio y la carretera que sólo saben los de Marín que es un atajo para otro sitio: ¡Galicia!
Y en el restaurante Lubina comemos peces: navajas, calamares. Yo rape de segundo, aunque no sé muy bien cómo es y me bloqueo cuando me preguntan cómo quiero que me lo cocinen. Y está bueno. Y las cervecitas y la conversación agradable y el buen tiempo y sus planes de trabajo y Guatemala. Y salen nombres (¡y hablamos bien de todos!): Antón, Efrén, José Antonio.
Y luego buscamos un sitio para tomar café y acabamos en Marín otra vez, en el muelle, al solecito. Y pedir que se pare todo, que no corra el tiempo, que sea todo así, calma, paz, silencio, sol, barquitos.
Y de vuelta en casa, por la noche, película de un director español: Fados, de Saura. Bonita, sobre todo las propias canciones, los fados; los mejores los de los viejos, pero todos cantan muy bien. Una vieja arrugada canta una letra casi como el poema de Safo.

4 comentarios:

  1. Preciosa entrada; muy evocadora: También a mí me llevaron al Lubina en agosto...
    Por cierto, te reclamamos en el mío para ver si puedes explicarnos la etimología de la palabra "entresijos"

    ResponderEliminar
  2. Con que navajas, ¿eh? Pfff. Qué envidia las cervecitas y el rape...pero, sobre todo, que lujazo ir con gente como Jaime, Raúl y cía. Vaya equipo. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Yo no recuerdo haber hablado bien de nadie!!! Si acaso habrá sido mi otra personalidad!!!

    Hubo más palabras que no conocíais y que también os recrimino: túzaro (muy descriptiva y de atractiva fonética) y fervellasverzas (en plan tongue-twister para los que no sois nativos de la tierra)

    Jajaja.

    Titín.

    Ps: Yo tb disfruté mucho de la compañía.

    ResponderEliminar
  4. Dios mío, cuando has dicho Marín he evocado La vida sale al encuentro, libro que leí, releí, y releo (no se lo digas a nadie...)
    Preciosa entrada. A mí también me apena y fastidia la "obra maestra" de Fresser. ¿Sabrá él más que la familia de Alexia?

    ResponderEliminar