Subo otro día más por el final de la Avenida de Coimbra mirando el perfil del edificio de las clarisas, con el borde todavía ni azafrán ni rosa de la aurora -pero muy brillante- y el perfil de patena de una luna de plata pequeñita, como esa que ponen a los pies de las Inmaculadas.
En la Misa la carmelita lee muy bien la lectura de Qohélet que acaba otra vez con Vanidad de vanidades, pero que antes, Señor, qué bien dice que todo se va a acabar. Qué lecturas del Eclesiastés (ya muy bien comentadas hace dos días, aquí y aquí; y sobre las lecturas de las Misas, leed esto de Juan Ignacio y Guardini)
-El crepúsculo, el fin del mundo: Antes de que se oscurezca la luz del sol, la luna y las estrellas, y a la lluvia siga el nublado. Después de la lluvia, el nublado. Jo. Qué preparación para el otoño.
-Y Antes de que se rompa el hilo de plata. Jo qué bueno
-Y las llamadas de la (mi) actualidad, cuando dice: antes de que lleguen los días aciagos y alcances los años en que dirás: «No les saco gusto.» Y en el salmo: Enséñanos a calcular nuestros años, para que adquiramos un corazón sensato. En eso estamos, recolocándonos en los 41 (otros en los 34, cada uno en los suyos).
En la Misa la carmelita lee muy bien la lectura de Qohélet que acaba otra vez con Vanidad de vanidades, pero que antes, Señor, qué bien dice que todo se va a acabar. Qué lecturas del Eclesiastés (ya muy bien comentadas hace dos días, aquí y aquí; y sobre las lecturas de las Misas, leed esto de Juan Ignacio y Guardini)
-El crepúsculo, el fin del mundo: Antes de que se oscurezca la luz del sol, la luna y las estrellas, y a la lluvia siga el nublado. Después de la lluvia, el nublado. Jo. Qué preparación para el otoño.
-Y Antes de que se rompa el hilo de plata. Jo qué bueno
-Y las llamadas de la (mi) actualidad, cuando dice: antes de que lleguen los días aciagos y alcances los años en que dirás: «No les saco gusto.» Y en el salmo: Enséñanos a calcular nuestros años, para que adquiramos un corazón sensato. En eso estamos, recolocándonos en los 41 (otros en los 34, cada uno en los suyos).
Interesante viaje, que hemos podido disfrutar gracias a tus narraciones. Aunque ante tanta grandiosidad de monumentos,me sigo quedando con el monasterio de "El Palancar", (el más pequeño del mundo)fundado por San Pedro de Alcántara cerca de Cáceres. Lo más destacado de este monasterio, es:"LA HUMILDAD",gran virtud que al visitarlo, nos invita a la reflexión y nos hace sentir y respirar esa paz tan necesaria para alcanzar esa felicidad, que nunca encontraremos ante los grandes monumentos, que solamente nos aportan belleza física.
ResponderEliminarTe recomiendo que lo visites cuando tengas oportunidad y al pasar por Béjar, estaremos encantadas de saludarte.
Saludos.
Marisa
Feliz recolocación. El perfil de patena es memorable y la luna se encargará de recordármelo.
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