Esto de las coincidencias es increíble:
1. En Madrid busco esculturas de Gregorio Fernández y justo en la casa en la que me quedo tienen el Catálogo de la exposición de 1999. Y me dio ganas de tomarlo prestado, como en la Residencia de Estudiantes el libro de Juan Ramón, que lo tenían allí al alcance de una mano suelta: pero no va a condenarse uno por dos libros, digo yo.
2. Buscando san Plácido vimos un rombo conmemorativo: ponía que en esa casa había compuesto una zarzuela Boccherini. No tenía el gusto de conocerle, pero cuando por la tarde iba con José Antonio oímos un reloj que tocaba enfrente del Congreso y José Antonio (aquí lo cuenta) reconoció la música de Boccherini (dos veces en el mismo día Boccherini, ya es casualidad): en la wikipedia veo que es la Música nocturna de las calles de Madrid (la podéis oír aquí). Ayer, releyendo Los cuadernos de letra pequeña de Jiménez Lozano (¡que buenos son!), otra mención de Boccherini (p. 85):
1. En Madrid busco esculturas de Gregorio Fernández y justo en la casa en la que me quedo tienen el Catálogo de la exposición de 1999. Y me dio ganas de tomarlo prestado, como en la Residencia de Estudiantes el libro de Juan Ramón, que lo tenían allí al alcance de una mano suelta: pero no va a condenarse uno por dos libros, digo yo.
2. Buscando san Plácido vimos un rombo conmemorativo: ponía que en esa casa había compuesto una zarzuela Boccherini. No tenía el gusto de conocerle, pero cuando por la tarde iba con José Antonio oímos un reloj que tocaba enfrente del Congreso y José Antonio (aquí lo cuenta) reconoció la música de Boccherini (dos veces en el mismo día Boccherini, ya es casualidad): en la wikipedia veo que es la Música nocturna de las calles de Madrid (la podéis oír aquí). Ayer, releyendo Los cuadernos de letra pequeña de Jiménez Lozano (¡que buenos son!), otra mención de Boccherini (p. 85):
Boccherini (...) también escribía Laus Deo en todos sus manuscritos de música, incluidos, por lo tanto, los de divertimento, naturalmente. Los historiadores de la música, o quienes presentan una obra suya, suelen decir, por esto, que era un hombre particularmente piadoso; pero no se deduce necesariamente. Quizá no encontraba a nadie mejor a quien dedicárselo, o nadie que lo pudiera juzgar mejor, o a quien pudiera agradar más. Quizás era puro realismo el suyo.ADDENDA: Al rato de escribir esto, echo un vistazo a El viajero, suplemento de lo mismo de El País, y me encuentro con esto (y otro motivo para ir a Madrid).
Me hiciste volver a pensar en aquello de Martínez Mesanza.
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