viernes, 9 de mayo de 2008

Enmienda a la totalidad

Ramón Gaya, Retales de un diario (1956-1963), en Obras completas III, Madrid, Pre-textos, 1994, p. 183:
Los estilos, ya se sabe, son siempre unas superficies planas y vacías, que de tanto en tanto se aburren, y de ser de una manera deciden, de pronto, ser de otra. (Lo más desdichado es que la Historia del Arte creyó de buena fe que su obligación consistía en historiar el incansable vaivén de los estilos, y así tenemos esa pobre historia que no nos habla nunca de quién es tal o cual pintor en sí mismo, sino en qué se diferencia la exterioridad de tal uno comparada con la apariencia de tal otro.)
Para que mis amigos historiadores del arte no se piquen (aunque espero que el texto les escueza), he decir que lo mismo se puede decir de los historiadores de la literatura.

4 comentarios:

  1. Eterno debate en la historia del Arte. Ya desde la corriente revisionista estadounidense de los 80 que introduce la perspectiva interdiscipoolinar (sobre todo el centro Getty, como tantas veces o el crítico Timothy Clarck)y la repercusión en la obra del entorno social de lo represanto, es un tema que levanta ampollas. La tendencia actual más que jugar a la comparación de estilos y cronologías (bastante desfasada excepto en la Facultad de Historia del Arte de Santiago de Compostela, tan decimonónica y muerta ella)es aplicar la conexión o continuidad temática (ver catálogos). Yo lo prefiero, pero yo no tengo mucha idea.

    ResponderEliminar
  2. Por alusiones... Estoy de acuerdo con el fondo de la enmienda. Pero habría que matizar que la historia del arte antiguo, por así decirlo, presenta unos retos distintos a los del arte contemporáneo. Nosotros "los antiguos" podemos pasar años buscando datos que un artista vivo te cuenta en una hora de conversación en un bar.

    ResponderEliminar
  3. Y se puede aplicar a los "historiadores de la filosofía" (más allá de estar de acuerdo o no) ya que está muy en línea con aquello de Unamuno en "Del sentimiento trágico...":

    "En las más de las historias de la filosofía que conozco se nos presenta a los sistemas como originándose los unos de los otros, y sus autores, los filósofos, apenas aparecen sino como meros pretextos. La íntima biografía de los filósofos, de los hombres que filosofaron, ocupa un lugar secundario. Y es ella, sin embargo, esa íntima biografía, la que más cosas nos explica."

    ResponderEliminar
  4. Efectivamente, el concepto de estilo es una absoluta falacia.

    Los estudios de historia del arte, que en el siglo XIX estuvieron vinculados con la investigación puramente histórica, sufrieron un desplazamiento hacia el pseudo-universal del estilo de manos, fundamentalmente de Aloïs Riegl, con sus Stilfragen (1893) y posteriormente con los Kunstgeschichtliche Grundbegriffe de Heinrich Wölfflin (1915). Sin embargo hay que indicar que ya en la escuela de Viena Julius von Schlosser llamó la atención sobre los límites del concepto de estilo que, según él, sólo podía ser comprendido como una abstracción didáctica (Kunst des Mittelalters, 1923).

    Ahora bien, que haya historiadores del arte que no se han enterado de que el arte lo hacen señores concretos y no épocas, es otra historia bien distinta.

    ResponderEliminar