Un Cristo yacente pequeño, la Virgen con mantilla regalo de Isabel II, los cofrades con irreprochable frac.
Fue de ver un gran milagro de la Virgen -y que quede aquí constancia para los anales-: por especial providencia de Dios ni la cabeza de la imagen ni siquiera la corona se dieron con el dintel, aunque la sacaron como de lado, a trompicones; en ese momento angustioso, más que andar, la imagen parecía que cojeaba o que se encogía para evitar el coscorrón. Bien, lo que perdemos en finura y repelú en Santiago lo ganamos en no tener tentaciones de ser capillitas (y a mí me sale una entrada castiza cuando querría que fuera sublime).
Salimos detrás nosotros y el cielo con nubes oscuras estaba entre Ortiz-Echagüe y Solana: la España Cifesa o la España negra.
Fue de ver un gran milagro de la Virgen -y que quede aquí constancia para los anales-: por especial providencia de Dios ni la cabeza de la imagen ni siquiera la corona se dieron con el dintel, aunque la sacaron como de lado, a trompicones; en ese momento angustioso, más que andar, la imagen parecía que cojeaba o que se encogía para evitar el coscorrón. Bien, lo que perdemos en finura y repelú en Santiago lo ganamos en no tener tentaciones de ser capillitas (y a mí me sale una entrada castiza cuando querría que fuera sublime).
Salimos detrás nosotros y el cielo con nubes oscuras estaba entre Ortiz-Echagüe y Solana: la España Cifesa o la España negra.
No conocía a Ortiz-Echagüe, mira que soy burro. Buscando información encontré este blog en el que también explican la técnica que empleaba, el carbón-fresson.
ResponderEliminarPrecioso apunte, casi trapiellesco. Siempre es un placer leerte.
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