miércoles, 12 de diciembre de 2007

Spe Salvi (I)

Me costó mucho entender los tres primeros puntos (es una encíclica muy difícil, aunque maravillosa), pero creo que ya he conseguido resumirlos en una frase:
La virtud de la esperanza es saber que Dios nos está esperando ansioso.

La primera versión fue: saber que Dios nos espera.
La segunda: saber que Dios nos está esperando.
Hoy he dado con esta tercera: espero sugerencias.

4 comentarios:

  1. ... ¿para qué?
    Para algunos está implícito, pero quizá para otros no.
    Para mí tu resumen es perfecto, pero podías añadirlo en plan cortesía de la casa.
    Lo dice en el 12. "Et gaudebit cor vestrum": Para llenarnos de alegría, para hacernos inmensamente felices, con una felicidad que ni somos capaces de imaginar, para que nos enteremos de verdad de lo que es amor a lo grande (iba a decir a lo bestia), para hacernos reventar de gozo.

    No nuestra pequeña felicidad, no nuestro pobre amor, de los que ya decía Aragon (el del otro poema que le gusta a Mónica) "Et quand il croit serrer son bonheur il le broie./Sa vie est un étrange et douloureux divorce./Il n'y a pas d'amour heureux" (a saber: "y cuando cree estrechar la felicidad, la espachurra. Su vida es un extraño y doloroso divorcio. No hay amor feliz").

    Si te parece bien, resúmelo tú, que lo haces genial y, como puede verse, no es lo mío.

    ResponderEliminar
  2. Lo siento, cada día me enrollo más y me explico peor.
    No quería decir "para qué la sugerencia", sino que igual estaría bien algo sobre "para qué" nos está esperando ansioso.

    ResponderEliminar
  3. A mí me golpeó ayer (porque creo que resume bien una parte del mensaje inicial de la encíclica) el "como don" de "...El haber recibido como don una esperanza fiable...". Deudas, don, recibido.

    ResponderEliminar
  4. Llevo una semana [esperanzado] con esta frase en la cabeza. Y no sé si darle gracias a Arp, a B16 o a Dios. Supongo que a los tres.

    ResponderEliminar