jueves, 13 de diciembre de 2007

Lluvia de auroras

Ayer acabé una nueva lectura de Las inclemencias del tiempo, de Andrés Trapiello. Había apuntado algunos pasajes; uno era este (p. 340-41):

Qué alegría tan nueva, tan limpia, produce que le sorprenda a uno la aurora trabajando, viniendo no desde el fin de la noche, sino arrancando desde el manantial de la mañana, frescos, enteros, reparados por el sueño.

Estos tres días últimos al venir a la Facultad tengo un cielo radiante y la aurora que se insinúa en la ladera del monte Pedroso. Miro para atrás y el borde rosado marca los contornos de las torres de la Catedral y de la iglesia de San Francisco. Mientras no lo confirme la ONU más, seguiré dándole gracias a Dios por estos días sin nubes, tan maravillosos.
Luego voy y veo que Antón ha puesto un amanecer en Santoña.
Y en las alertas de Bloglines, también ayer, esta foto de Castrojeriz.

Así es a la luz del día (para que comparéis):



Se ve muy bien la línea de la meseta y cómo el río Odra fue cavando el valle.

Para atajar la crisis de nacionalismo de mi pueblo que me está entrando, otra foto más de la Aurora, esta vez con el Castillo:




1 comentario:

  1. Cambia en la cita de Trapiello el "trabajando" por un "viendo pájaros" (quiera Dios que algún día sean sinónimos para mí) y el párrafo resumirá a la perfección la sensación del momento en que hice la foto; que quise escribir y no supe cómo...

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