jueves, 22 de noviembre de 2007

Cicerón y el renacimiento

Carlos Montes, en Cicerón y la cultura artística del Renacimiento (Universidad de Valladolid, 2006), quiere mostrar la importancia de la teoría retórica de Cicerón en el arte renacentista, especialmente la arquitectura (es catedrático de Análisis de Formas), pero no sólo. Es un libro fascinante, que demuestra que ahí detrás está Cicerón, detrás de una larga tradición que se puede seguir hasta ahora (en el último capítulo aparece Evelyn Waugh).
Muy interesante es el concepto de sprezzatura, que se convierte en el Cinquecento en el canon de elegancia, buen gusto y gracia; en España lo naturalizó Boscán, en su traducción de El cortesano de Castiglione (1534; I, 26; entre corchetes pone algunos términos básicos del original; p. 78-9):


Pero pensando yo mucho tiempo entre mí de dónde pueda proceder la gracia, no curando agora de aquella que viene de las estrellas, hallo una regla generalísima, la cual pienso que más que otra alguna aprovecha acerca desto en todas las cosas humanas que se hagan o se digan; y es huir cuanto sea posible el vicio que de los latinos es llamado afetación [affettazione]; nosotros aunque en esto no tenemos vocablo propio, podremos llamarle curiosidad o demasiada diligencia y codicia de parecer mejor que todos. Esta tacha es aquella que suele ser odiosa a todo el mundo; de la cual nos hemos de guardar con todas nuestras fuerzas, usando en todo un cierto desprecio o descuido [sprezzatura], con el cual se encubra el arte y se muestre que todo lo que se hace y se dice, se viene hecho de suyo sin fatiga [senza fatica] y casi sin habello pensado. De esto creo yo que nace harta parte de la gracia; porque comúnmente suele haber dificultad en todas las cosas bien hechas y no comunes; y así en estas la facilidad trae gran maravilla y, por el contrario, la fuerza y el ir cuesta arriba no pueden ser sin mucha pesadumbre y desgracia y hácelas ser tenidas en poco por grandes que ellas sean; por eso se puede muy bien decir que la mejor y más verdadera arte es la que no parece ser arte. Así que en encubrilla se ha de poner mayor diligencia que en ninguna otra cosa; porque en el punto que se descubre, quita todo el crédito y hace que el hombre sea de menos autoridad.
Qué bonita traducción de Boscán y qué importante todo esto para la cultura española, me parece. Está Velázquez, pero también Cervantes (acordaos del Retablo de maese Pedro en El Quijote), está todo lo mejor ahí.

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