El cielo azul y el fresco de la mañana este maravilloso mes de septiembre sin nubes (pero a mí también me gustan las nubes). El mar azul de aquel día en Sanxenxo.
La buganvilia que se sale del jardín de las Carmelitas. Nuestro jardín. Los agapantos del claustro de la catedral de Tui.La escalofriante profundidad de aquellos versos de Enrique García-Máiquez.
El vaso de plata que me encontré en mi habitación, con camelias y rosas, las dos veces que volví del hospital.
El monte Pedroso con ese aura rosa de estos días cuando amanece.Las fotos de Corey Arnold de la pesca de cangrejos en el mar de Bering.
El primer capítulo, sobre el bautismo de Cristo, del libro de Joseph Ratzinger. Lo que escribe Mesanza sobre el libro de Tobías.
Los desayunos: las bromas, la tranquilidad, los chistes.El primer capítulo, sobre el bautismo de Cristo, del libro de Joseph Ratzinger. Lo que escribe Mesanza sobre el libro de Tobías.
Mi madre en la casita de Hacinas.
Muchas gracias por la cita en tan escalofriante enumeración caótica, en tan buena compañía. La foto es talmente una viñeta gloriosa de Tintín. Y todo muy bien titulado: así es, perdices, perdices.
ResponderEliminarNo conocía el origen del dicho ni sabía bien qué significaba.
ResponderEliminarAsí que para mí, este post es perdiz por partida doble: por el dicho de la Santa, que nunca se me olvidará, y por salir en la antología :-)
Emocionante, preciosa entrada, que emparento, sin querer, con el "Pequeño testamento" de Miguel d'Ors, terminando con aquel "¡Suerte que habéis tenido un padre rico!".
ResponderEliminarEstoy muy contenta de aparecer, aunque sea de soslayo, en esta desordenada relación, pues compartí contigo ese mar azul de Sanxenxo.
En mi nómina de "perdices" está, te lo puedo asegurar, aquella tarde límpida y azul del mes de agosto en las Rías Bajas, con un mar transparente color verde turquesa rompiendo a los pies de aquel hotel colgado en las rocas, así como la entrada que nos dedicaste después... Y también todo este año pasado, disfrutando a diario de la lectura de este blog. No me privo de perdiz ni un día. Y por supuesto, ya Flannery para siempre (la Ginzburg me está esperando desde este verano, pero no he tenido tiempo...).
Gracias por contagiarnos a los demás, desde la ventana de este blog, esa alegría de vivir.
PD. Por cierto, la foto es buenísima. Al principio, sin haber leído nada, te buscaba en ella sin reconocerte, hasta que he caído...
Hermosa enumeración, Arp, e inmejorable compañía. Gracias.
ResponderEliminarQué alegría tan alegre. Y contagiosa. Gracias.
ResponderEliminarBueno, y por fin terminé de leer (de saborear) "Léxico Familiar".
ResponderEliminarComo nota curiosa, al acabarlo se me ocurrió repasar "Elogio de la imperfección", la autobiografía de Rita Levi-Montalcini (Nobel de medicina), porque era de Turín y nació en la época de Natalia Ginzburg...y me llevé la sorpresa de que hay un capítulo entero ("Aprendizaje con un maestro") dedicado al padre de Natalia, que fue profesor de Rita. Es muy curioso ver a la misma persona (y otras que salen en Léxico familiar, como Terni) con otros ojos. Lo había leído hacía tiempo, y lo había olvidado.