The English Baroque Soloists y The Monteverdi Choir, bajo la dirección de Sir John Eliot Gardiner, interpretaron ayer por la tarde el Requiem de André Campra en la iglesia de San Domingos de Bonaval y yo estuve allí.
Y realmente me siento muy importante. Además tenía a mis espaldas los restos mortales de Castelao, que es más que Dios en Galicia.
Y a pesar de todo, qué emoción, que impresionante Requiem. Hasta hace dos días no había oído nunca el nombre de André Campra, que parece que es un importante músico barroco francés: mi ignorancia oceánica descubre mediterráneos en cada charco.
El texto del Requiem se podía seguir muy bien y cómo cantaban los del Coro Monteverdi, qué bien, qué emocionante, que texto tan maravilloso y qué bien realzado por la música, que se puso humildemente a su servicio.
En este Requiem redescubrí cosas del texto que no había visto siguiendo el de Mozart, aunque ne absorbeat eas Tartarus, ne cadant in obscurum me lo recordó muchísimo. Por ejemplo esa frase de In memoria aeterna erit iustus, ab auditioni mala non timebit, donde non timebit está tan bien resaltado.
También en in lucem sanctam quam olim Abrahae promisisti et semini eius, resalta Campra justo lo de semini eius, mucho mejor visto, me parece, que Mozart, que marca más quam olim Abrahae. Porque está muy bien recordarle a Dios en una misa de difuntos que hizo una promesa a Abraham, pero más que la hizo a su descendencia (ejem, nosotros).
En todo el Requiem vi, como si lo leyera por primera vez, lo importante que es la luz en el texto: se pide a Dios el descanso (requies; acusativo: requiem) del que ha muerto y la luz (et lux perpetua luceat eis); dicho en sentido negativo: se pide que las almas sean liberadas de la boca del león, que no las absorba el Tártaro (el infierno griego para los dioses antiguos), que no caigan a la oscuridad (libera eas de ore leonis, ne absorbeat eas Tartarus, ne cadant in obscurum).
Y estar en una Iglesia que ya no se usa para el culto, entre muertos enterrados hace siglos (y los gallegos ilustres, hace años), esc¡uchando un coro inglés (quizá la mayoría no católicos) cantando una Misa católica de Requiem pero sin Misa. Y qué sería todo eso pero con sentido, con la Misa, ¿sería posible imaginarse algo así? Yo recé por los difuntos con esa Misa, pero quizá fui de los menos. Quizá la mayoría simplemente esperaba (y no es poco) una experiencia estética.
Y el final del Requiem en el que se dice a Dios -¡y cómo se lo dicen los músicos y el coro, siguiendo a Campra!-: quia pius es.
Se te agradece la felicitación. Y que entrada más buena la de las clarisas. Bueno, y todas...
ResponderEliminarFantástica entrada, Arp. De verdad, te vas superando. Es de esas de antología...
ResponderEliminarY la de las clarisas, no te lo dije, pero me emocionó muy de veras.
Gracias. Casi se oye, casi se está.
ResponderEliminarNo vuelvas a decir nunca más que eres ignorante en materia de música! Un comentario muy hermoso, lástima no haber podido ir.
ResponderEliminarAcerca de la música, piensa que mucha gente pide Bach en las bodas y demás ceremonias religiosas, cuando Bach sólo compuso una misa católica en su vida. Si hay sentimiento inspirado desde lo alto, y se puede transmitir a través de la música, se olvidan todas las diferencias. Yo confieso mi devoción casi fanática por el Magnificat de Bach: Escuchándolo, y, como bien dices, entendiendo la letra asociada con la música, es imposible no creer que hay algo superior a nosotros que inspira a los hombres a hacer cosas bellas y dar gracias: Magnificat anima mea Dominus, et exaltavit spiritus meus in Deo salutari meo (Engrandece mi alma al Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador).
Otro comentario que se me olvidó: el día 24 de Julio el cabildo catedralicio ha tenido a bien preparar unas vísperas a la festividad del Apóstol Santiago, que en vez de ser oficiadas por la curia, van a ser hechas de manera polifónica -sin perder su sentido litúrgico- por el coro de la catedral compostelana. Es una ocasión interesante, ya que se suelen hacer en su forma gregoriana todos los años. Os invito a todos a ir (y no porque cante yo, sino porque me parece interesante), y descubrir las Vísperas de Nebra, compositor español poco conocido, y una de las poquísimas obras de Tomás Luis de Victoria compuesta especialmente para las vísperas del Apóstol: O lux et decus Hispaniae. Será el martes 24 de Julio a las 7 o 7,30 de la tarde en la catedral. Merece la pena, de verdad!!
ResponderEliminarMithrandir, gracias, pero de música sé muy poco.
ResponderEliminarMe apunto lo del día 24: no quiero perdérmelo.
Soy muy aficionada a escuchar requiems, una rareza como cualquier otra, y para mi gusto, el 'Lux aeterna' del de Campra es una de las músicas que más acercan a Dios.
ResponderEliminar