jueves, 1 de marzo de 2007

A Vitoria

El color rosado de las ramas de los árboles entre Lugo y Piedrafita.
Los campos verdes de Castilla, cuando esperaba campos grises.
Paseo por Vitoria: ciudad amplia, vivible, aunque no encontré ninguna librería y qué hacer sin libros allí: ¿dar vueltas en bici como un zombie por las amplias zonas arboladas?
Mucho borroko por el Campus de la Universidad: van todos de uniforme, con esos pantalones de escalada y la mítica coletilla torera. Veo que en la Universidad han descubierto un (otro) modo de tener más profesores: en cada asignatura hay un profesor que la imparte en castellano y otro en euskera. Y los negritos muriéndose de hambre.
Carteles a favor de De Juana, pero todos tachados, rotos, marcados.
Varias veces me llaman modesto. Luego me tratan de acuerdo con mi modestia.
Humor de perros que prefiero atribuir a este prolongado estado de mono sin tabaco. Ya se sabe, evitar la responsabilidad de los propios actos: ¡todo es química!
Volveré a Vitoria dentro de un mes y esta vez seré todo un pedante, pura soberbia, un monumento andante a la erudición vana.

5 comentarios:

  1. Acabas de formular una ley universal: Varias veces me llaman modesto. Luego me tratan de acuerdo con mi modestia.

    Universal e idiota: a ver cuándo se enteran de que es justo todo lo contrario

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  2. Eh, no te dejes llevar por las apariencias. Soy vitoriano y sí que hay librerías.

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  3. Lo bueno (o lo malo, ya no se sabe) es que a los pedantes no se les trata de acuerdo con su pedantería.

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  4. yo paso las navidades en Vitoria, mis abuelos son de allí, y es una ciudad preciosa... ¿Has visto los árboles y los miradores acristalados? Señorial...

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  5. ¡Muy buen post! Me encanta lo de la modestia. Se ve que por allí no han leído tu blog...

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