Principios fundamentales de un arte asociado a la liturgia (según Ratzinger, El espíritu de la liturgia, p. 154-7, o mejor según el recorte que he hecho de lo que dice: a los que os interese el tema os recomiendo vivamente que leáis el texto entero, que por otra parte es una propuesta de un teólogo -por más que ahora sea Papa- y por lo tanto discutible; yo estoy totalmente de acuerdo con lo que dice, pero cómo se podrá llevar eso a la práctica es lo que no acabo de ver; veo lo que no puede ser, pero no sé cómo tendría que ser en la práctica):
1. La ausencia total de imágenes no es compatible con la fe en la encarnación de Dios. (...) La iconoclastia no es una opción cristiana.
2. El arte sagrado encuentra sus contenidos en las imágenes de la historia de la salvación (...) [desde] la creación (...) hasta [la] Resurrección y la segunda venida. [Ahí esta la] historia bíblica, pero también la historia de los santos como concreciones
de la historia de Jesucristo. (...)
3. [Actualidad de las imágenes, no sólo recuerdo]. Guardan una íntima y estrecha relación con la acción litúrgica. La historia llega a ser sacramento en Jesucristo, que es la fuente de los sacramentos. Por eso la imagen de Jesucristo es el centro del arte figurativo sagrado. El centro de la imagen de Jesucristo es el misterio pascual: Cristo es representado como Crucificado, como Resucitado, como aquel que ha de venir y cuyo poder aún permanece oculto. (...) En cualquiera de las manifestaciones ha de estar presente el misterio pascual. (...)
4. La imagen de Cristo y las imágenes de los santos no son fotografías. Su cometido es llevar más allá de lo constatable desde el punto de vista material, consiste en despertar los sentidos internos y enseñar una nueva forma de mirar que perciba lo invisible en lo visible.
5. (...) El arte sacro no puede ser el ámbito de la pura arbitrariedad. (...) De la subjetividad aislada no puede surgir el arte sacro. (...) La libertad del arte, que tiene que existir también en el ámbito más delimitado del arte sacro, no es arbitrariedad. (...) Sin fe no existe un arte adecuado a la liturgia. (...)
Bueno Ratzinger tiene una mirada muy idealista de lo que es y era el arte sacro, más bien tiene una visión contemporánea de lo que era el arte sacro, porque en multitud de ocasiones cuando estudiamos para lo que servían verdaderamente muchas de estas imágenes y retablos nos damos cuenta que de sacros no tenían nada, o sí, lo sacro estaba en la forma, pero no tanto en el contenido y en su intención primigenia. La mayoría de estas imágenes no eran financiadas por la iglesia, sino por la nobleza, en la mayoría de las ocasiones con una intención clarísima, el ascenso social y la publicidad de su linaje.
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