viernes, 2 de junio de 2006

Huérmeces


Cuando ya hacía menos calor, nos fuimos a Huérmeces, un pueblo en la carretera de Aguilar de Campóo.
El campo estaba en la plenitud de su gloria: trigo y cebada verdes y amapolas por todas partes.
Zona de páramo que se agujerea con valles pequeños hechos por los ríos.
Al llegar al pueblo aparcamos frente a una casa que tenía un escudo enorme. Luego nos dijeron que era 'el palacio'. Nos pusimos a andar, mi hermana mayor y yo por delante y mi madre y mi abuela por detrás.
Era un pueblito precioso, con casas de piedra, sillares bien cuadrados y muchos escudos por las casas. La iglesia estaba cerrada. Más lejos, una alta torre medio derruida, pero todavía imponente, quizá de un antiguo castillo.
Nosotros íbamos a una ermita en un alto. Por el camino había amapolas y capullos de amapola: hacía mucho tiempo que no los veíamos y mi hermana y yo nos alegramos de redescubrirlos: esos capullos que abres y en los que está la amapola entera pero prensada, como un chubasquero de plástico en su bolsa. Un hormiguero estaba en plena actividad, con las hormigas recogiendo los copos blancos que sueltan los chopos (y que esos días cubrían Burgos de blanco). Llegamos a la ermita, mientras fantaseábamos sobre el placer de tener una casa allí, entre aquel maravilloso silencio.
La realidad nos bajó a la tierra: apareció un perrazo; aunque con pinta de bonachón, no se apartaba de nosotros. A mí me preocuba que me dejara el recuerdo de sus babas. Ignominiosa retirada del paraíso de unos instantes y a recoger a mi madre y a mi abuela, que se habían quedado atrás.
Pero qué bonito es Burgos en el mes de mayo.

Aquí, una foto de Mônica, que estaba también por allí ese fin de semana:

4 comentarios:

  1. ...esos capullos que abres y en los que está la amapola entera pero prensada, como un chubasquero de plástico en su bolsa.

    Qué cosa, ¿no? Los que no nacimos en el campo (¿o tú sí?) hacemos comparaciones al revés.

    Al revés si nos atenemos a qué fue primero. Primero fue el capullo y luego eso que tu llamás chubasquero de plástico en bolsa (que aunque no sé bien qué es, lo distingo como una obra humana).

    Un hombre de campo descubriría en algún momento un chubasquero de plástico en su bolsa y diría con asombro: "es como un capullo de amapola", ¿no?

    Saludos.

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  2. El comentario está a la altura de la entrada. Y qué hermosa fotografía.

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  3. Aguilar de Campóo, no Campoo. Es una bobada, pero qué quieres...

    Abrazos de un palentino y felicidades por el blog, que es de lo mejor que conozco.

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  4. Ya he corregido 'Campóo'.
    Yo viví hasta los catorce años en un pueblo, pero los he sepultado en mi nueva faceta urbana. El chubasquero, en Santiago de Compostela, es una referencia obligada, y aquí no veo amapolas, pero las amapolas fueron primero y el chubasquero después.
    Ese es el poder de la literatura, trastocar el orden de los recuerdos.

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