jueves, 1 de junio de 2006

El cochecito

El cochecito, de Marco Ferreri (1960)
Vimos la película, que habían grabado mis hermanas de Versión española, un programa sobre cine español de Televisión Española. Lo interesante era que al final había un debate con el guionista, Rafael Azcona, y proyectaron además el final que, según parece, fue rechazado por la censura.
La película, dirigida por un italiano (¿película española? Me da igual, es muy buena, magistral), describe el deseo de un anciano de conseguir una silla de ruedas motorizada, porque todos sus amigos son minusválidos y él se queda solo.
La interpretación de José Isbert es seguramente (me voy a tirar de la moto, nunca mejor dicho) la mejor de la historia del cine español.
El guión es muy bueno, te ríes pero la película es amarga. Cualquiera de los dos finales es antológico, y no sabría con cuál quedarme.
Rafael Azcona es un gran guionista. Atención a mi segunda tirada de la moto: era mucho mejor con Franco que después. Baste decir que fue el guionista de La lengua de las mariposas para demostrarlo. En él se cumple también lo de que contra Franco vivíamos mejor (lo mismo se podría decir de Delibes, por ejemplo).
Tesis atrevida: la censura puede tener efectos positivos (espero críticas).

2 comentarios:

  1. "Sin cesura ni censura
    hay buena literatura"

    Marqués de Tamarón

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  2. La cuestión nos lleva al concepto de bien y de mal, tema del que la sociedad ya se desentendió hace unos cuantos años... para mal.

    Porque yo puedo ensayar esta respuesta:

    - ¿Puede tener buenos efectos la censura?
    - Y... ya habría un buen efecto inicial si lo censurado debía ser censurado.

    ¿Y qué es lo que debería ser censurado?

    Pues, lo malo. Así como a nadie se le permite matar y se lo detiene por ello, así a nadie se le debe permitir hacer mal a nadie, menos aún disfrazadandose bajo la apariencia del "arte" o con la excusa de la "libertad de expresión". (Por supuesto, son dos niveles de "maldad" distintos, es sólo el concepto lo que quiero rescatar).

    Y no es tan fácil de definir o discernir (lo cual no quiere decir que no haya que intentarlo). El tema es delicado y tiene muchos frentes. Una sociedad tiene una cierta tolerancia. Yo también. Por ejemplo: no veo tan mal los chistes o caricaturas a un gobernante pero sí las representaciones obscenas de las figuras religiosas más amadas por mí.

    Voy cerrando este comentario.

    ¿Hay situaciones concretas, hoy en día, que puedan requerir censura? ¿O la "libertad" de expresión implica el fin de todo tipo de censura?

    Me resulta difícil pensar que no haya ninguna censura justa, alguna debe haber... no somos perfectos como para que nuestro libre albedrío no necesite una guía.

    Claro que esto me lleva a campos ajenos al arte o la literatura y quizás pierda importancia tratar la cuestión aquí.

    Saludos.

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