lunes, 29 de mayo de 2006

En coche por Castilla

Mi coche olía a hogazas recién hechas, compradas en el camino entre Santiago y Guitiriz.
Me alejaba de Galicia: la alegría de partir a un viaje; la alegría de llegar a la zona de Benavente, donde me encuentro los primeros indicios de la tierra de Campos, lo más mío. Trigos crecidos. Muchas amapolas: bonito, bonito, bonito.
Valladolid: hacía tiempo que no pasaba por allí. Crece como un monstruo: Parquesol ya no es la última frontera. Miles de flores en La Rosaleda, al lado del río Pisuerga.
Paso por la plaza de Poniente, de hermoso nombre.
Hace calor. Valladolid con calor es agobiante: se me pasan las ganas de ver algo. Entro en el palacio de Santa Cruz y no disfruto del claustro.
A lo lejos veo la fachada de san Pablo, pero ya me estoy yendo para Burgos: la visita reposada a mis lugares vallisoletanos queda para otra ocasión.
El coche lleno de sangre de mosquito. Y los trigos verdes y las amapolas por Villaquirán de los Infantes.
Los hermosos nombres de los pueblos de Castilla.

3 comentarios:

  1. ¡Ah, entonces te gustan los viajes más de lo que yo pensaba! Ha quedado muy lindo relato.

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  2. Sim, de verdade que a paisagem é linda. Mesmo que esteja com uma temperatura de 38 graus, como aconteceu neste mesmo fim de semana. A paisagem, a estrada, a beleza das amapoulas nos acompanhando é, realmente, uma visão inesquecível. É como se estivéssemos todo o tempo com uma companhia agradável e boa ...
    Em nenhum momento pareces exagerado em sua descrição e paixão pelas terras de Castilla.
    Que sorte a tua ser nativo destas terras!!!!!!

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  3. ¿Y Palencia?
    ¿Y el Canal?
    Saludos viajero que haces el camino al revés que el peregrino

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