sábado, 20 de mayo de 2006

Ayer, viernes

Silencio por la mañana en la Facultad: los heroicos estudiantes duermen la siesta del botellón. Silencio. De repente, lloros a pleno pulmón. Me asomo a la puerta y al lado del ascensor está un niña pequeña con una maleta más alta que ella. Me acerco: se llama Sela, habla una mezcla muy graciosa de gallego y castellano. Me enseña tres deditos cuando le pregunto su edad. Su madre se llama Elisa. Está arriba (estábamos en el último piso). No sé si bajar con ella y buscar a su madre o quedarme donde estoy. A Sela se le cae una chaquetilla de lana. La coge. Por el otro ascensor aparece su padre, que le recrimina con cariño haber desaparecido. Final feliz.
Por la tarde: en la Biblioteca Xeral miro dos libros de Demóstenes. Uno es la editio princeps, la primera de la historia, de Aldo Manuzio, el mítico impresor veneciano, de 1504. Sobrecojonante tipografía. Espacios para las letras capitales sin cubrir, para que los pintaran a mano. El otro es la edición de 1572 de Hieronymus Wolf (wikipedia en alemán, más breve en inglés) . Si tenéis el capricho, podéis comprárosla por 4200 euros aquí.


La edición de Wolf (que era protestante) estaba censurada en varios sitios, con procedimientos varios: tachadas algunas frases, otras tapadas. Cada vez que aparecía su nombre, aparecía escrito a mano: auctor damnatus. Por lo que pude entrever (nunca mejor dicho) varias de esas tachaduras estaban en frases con un cierto contenido político o personal (dentro de lo que cabe eso en una edición y comentario de Demóstenes).
Al salír, pasé por el convento de san Paio (tengo una anotación pendiente de una visita anterior al Museo); estaban las monjas cantando vísperas. Cantan muy bien. Era un placer oír la alabanza de Dios en sus voces: sobriedad.
Al lado, inauguración de la exposición de Antón Lopo en la Casa da Parra. Hablaré de ello cuando la visite. Me quedé con cinco chapas, que he repartido entre conocidos modernos que tengo. Podía haber cogido un catálogo, pero para qué.

1 comentario:

  1. Respecto al calificativo de la tipografía, confirmado: Google sólo la encuentra en tu bitácora. (No sé si esto debe ser motivo de honra ;-)

    En cuanto a la tipografía en sí, la verdad es que estaría bien digitalizarla. Pero me temo que eso puede ser bastante trabajo.

    ResponderEliminar